Imprimir PDFBuenos días. Me llamo David y hoy me desplazo hasta Bélgica para hablaros de unos hechos que sucedieron hace unos meses, que aunque continúan siendo una noticia de actualidad, desde mi opinión, no ha alcanzado la difusión que se merecía.
El equipo encargado de la protección de Mark Rutte, primer ministro holandés en funciones, se ha tenido que reforzar debido a la inminente llegada de amenazas al mismo. Dichas amenazas han sido investigadas por la policía holandesa y ha concluido que provienen de las principales mafias que operan en el puerto de Róterdam introduciendo cocaína en el país.
El primer ministro de pensamiento liberal, que lleva desde enero en el gobierno, solía desplazarse en bicicleta por La Haya (una ciudad al noroeste de Róterdam), compraba bocadillos cerca de su trabajo y tomaba algo en las terrazas cercanas. Ahora le es imposible, puesto que por su propia seguridad se lo han prohibido. Le han asignado, además, un equipo de agentes de policía del Servicio de Seguridad Real y Diplomática (DKDB, siglas neerlandesas).
Según las investigaciones realizadas todo apunta a que esas amenazas vienen de parte de miembros de la mafia holandesa “Mocro Mafia”, formada en su mayoría por holandeses de origen marroquí, ciudadanos de Las Antillas y albaneses que trafican cocaína y otras drogas sintéticas a través de la llegada de la mercancía a puertos de España, Portugal, Países Bajos y Bélgica.
Debido a su posición estratégica, Países Bajos se ha convertido en uno de los puntos más grandes de entrada de cocaína de Europa proveniente de América Latina.
Este cártel también ha atentado el pasado 6 de julio contra Peter de Vries, un periodista reconocido por sus investigaciones sobre el mismo grupo. Este atentado provocó un debate nacional sobre la protección de reporteros y periodistas que investigan sobre estos temas. Tras este altercado, Rutte prometió “garantizar que se haga justicia” y “hacer todo lo posible para combatir el crimen por todos los medios posibles para que este acto cobarde no quede impune”.
Arnoud Van Doorn, un político neerlandés conocido ya por algún que otro suceso con el que estaba relacionado, fue puesto en libertad el lunes 6 de septiembre, 30 horas después de haber sido arrestado por ser sospechoso de “recabar información para la comisión de un delito grave”. Este político fue conocido hace una década por abandonar el partido del islamófobo Geert Wilders para convertirse en musulmán y crear su propio partido islámico ortodoxo.
No está claro realmente si hay una relación directa entre estas acusaciones y las amenazas a Rutte. Cierto es que la policía neerlandesa desveló que encontró vigías en la ruta habitual del ministro.
Poco amigo de los grandes despliegues de seguridad, extraños en el país incluso después del asesinato en 2002 del político Pim Fortuyn, a Rutte le costó aceptar que debían tomarse medidas extraordinarias. Hizo falta una larga charla con el coordinador nacional de lucha antiterrorista para convencerle de que aceptara la protección de los agentes especiales del Servicio de Seguridad Real y Diplomática.
La información fue sacada de las siguientes webs:
—Holanda refuerza la seguridad de su primer ministro por la amenaza de un ataque del crimen organizado, por Isabel Ferrer para El País
—Tensión en los Países Bajos por las amenazas del narcotráfico al primer ministro Rutte, por Beatriz Navarro para La Vanguardia.