Zoonosis

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Desde tiempos inmemoriales, el ser humano ha sido testigo —y víctima— de enfermedades que parecen surgir de la naturaleza misma, silenciosas y traicioneras, traídas por aquellos seres con los que compartimos el planeta. Estas enfermedades se conocen como zoonosis, un término que define aquellas infecciones transmitidas de animales vertebrados a humanos. Según la Organización Mundial de la Salud, existen más de 200 tipos de zoonosis, y representan una parte muy significativa de las enfermedades emergentes en nuestro mundo.

Imagina por un momento un puente frágil entre dos mundos: el reino animal y el dominio humano. Cuando un patógeno —virus, bacteria, hongo o parásito— consigue saltar ese puente, se produce lo que se llama un “spillover”. Este salto puede desencadenar brotes, epidemias o incluso pandemias.

A lo largo de la historia, varias de las pandemias más letales han tenido origen en zoonosis. Un ejemplo claro es la gripe de 1918, también conocida como gripe española. Aunque hay ciertos debates, muchos estudios apuntan a que aquel virus fue resultado de una combinación de cepas aviares y porcinas que terminaron infectando a seres humanos. Murieron decenas de millones de personas, lo que subraya el peligro cuando un virus animal se adapta a nuestra especie.

Otro caso trascendental es el VIH/SIDA: diversos estudios genéticos apuntan a que el virus se originó en simios —chimpancés o gorilas— y pasó a humanos probablemente por contacto con sangre en los años tempranos del siglo XX. También podemos recordar la peste: aunque generalmente asociada a pulgas y ratas, es un claro ejemplo de zoonosis histórica con devastadoras consecuencias.

Ya más cerca en el tiempo, en 2009 se vivió la pandemia de la gripe porcina, causada por una cepa H1N1 que combinó elementos de virus porcinos, aviares y humanos. Esto muestra claramente cómo los virus pueden mezclarse y reorganizarse cuando hay diferentes reservorios animales, favoreciendo nuevas amenazas para la salud.

Ahora bien, en pleno siglo XXI, uno de los focos más preocupantes vuelve a ser el virus de la gripe aviar, especialmente la variante Influenza A H5N1. Desde su aparición en humanos en 1997 en Hong Kong, este virus ha causado varios casos y muertes, aunque por ahora su transmisión entre personas es limitada. No obstante, los expertos vigilan con atención su capacidad de mutar y adaptarse. En algunos brotes recientes, se ha detectado el virus en aves de corral y en vacas lecheras, lo que sugiere una posible recombinación o cambio genético que podría facilitar su paso hacia humanos.

La gripe aviar actual no es un fenómeno aislado: está profundamente ligada a la forma en que los humanos han ocupado y transformado el planeta. Al invadir hábitats naturales, al talar bosques, al convertir selvas en tierras agrícolas, abrimos espacios de contacto entre animales salvajes, animales domésticos y personas. Ese contacto cercano, antes poco frecuente, facilita que virus antes confinados en la fauna silvestre lleguen a nosotros.

Por ejemplo, la ganadería intensiva, la cría de aves en granjas y los mercados de animales vivos son escenarios ideales para que los patógenos circulen y se recombinen. Cuando se mezclan especies —como aves silvestres que migran, aves de granja y mamíferos domésticos—, el virus puede encontrar nuevas rutas para evolucionar y adaptarse a huéspedes distintos.

Además, la pérdida de biodiversidad, motivada por la destrucción del entorno natural, aumenta la probabilidad de brotes. Al desaparecer ciertas especies, quedan menos “amortiguadores” naturales, es decir, animales que podrían actuar como escudos ante la transmisión de patógenos. Un estudio reciente muestra que la pérdida de biodiversidad es uno de los principales impulsores del surgimiento de nuevas enfermedades infecciosas.

Esta realidad ha llevado a los expertos a promover un enfoque conocido como “Una sola Salud” (“One Health”), que reconoce que la salud de los animales, las personas y el medio ambiente están íntimamente interconectadas. Proteger los hábitats naturales, controlar la salud en la ganadería, regular los mercados de animales y reforzar la vigilancia de virus en especies silvestres son estrategias clave para prevenir futuros saltos zoonóticos.

La narrativa de la zoonosis es, en esencia, una historia humana: la historia de cómo dominamos la naturaleza, a veces sin medir las consecuencias, y cómo eso vuelve para reclamarnos. La amenaza de que un virus aviar como el H5N1 mute y se convierta en algo más peligroso para nosotros es real, pero prevenible. Si continuamos ignorando la relación entre destrucción ecológica y salud pública, es probable que veamos surgir nuevas crisis.

En definitiva, las zoonosis muestran que no estamos separados del mundo animal: somos parte de él, y nuestras acciones tienen efectos profundos y a menudo peligrosos. La gripe aviar actual no es solo un brote más, sino un recordatorio de que, para proteger nuestra salud, debemos respetar y preservar los límites de la naturaleza.

Fuentes:

  • Organización Mundial de la Salud (OMS): “Zoonosis” Organización Mundial de la Salud
  • Agencia SINC: “Zoonosis: la clave detrás de las últimas alertas sanitarias” Agencia Sinc
  • Revista Veterinaria Argentina: “Historia de la Zoonosis” veterinariargentina.com
  • FAO: “Understanding zoonotic diseases” FAOHome
  • Hora 32: “Entre zoonosis, pandemias y cambio climático” HORA32
  • Cultura Colectiva: “Todas las epidemias que fueron causadas por virus que pasaron de animales a humanos” Cultur

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