El 29 de mayo de 1453 amaneció con el estruendo ensordecedor de los cañones otomanos golpeando por última vez las murallas de Constantinopla. Durante semanas, la capital del Imperio Bizantino, otrora centro del mundo cristiano oriental, había resistido el asedio impuesto por el sultán Mehmed II. A pesar de estar rodeada por un ejército superior en número y potencia, la ciudad mantenía su orgullo, una llama que ardía aún entre sus muros resquebrajados. En el corazón de esa resistencia estaba Constantino XI Paleólogo, el último emperador bizantino, figura trágica de una epopeya final.
Constantinopla no era simplemente una ciudad. Fundada como Bizancio y refundada por Constantino el Grande en el año 330 como “Nueva Roma”, había sido el símbolo del poder romano en Oriente durante más de mil años. Sus iglesias, como Santa Sofía, sus palacios y sus bibliotecas atesoraban siglos de historia y conocimiento. Pero en 1453, ese legado estaba al borde del colapso. El Imperio Bizantino se había reducido prácticamente a la ciudad y sus alrededores. Las cruzadas, los cismas religiosos, y el ascenso de nuevos poderes en Europa y Asia habían aislado a Constantinopla, debilitando su capacidad de defensa.
Cuando Mehmed II, apenas un joven de 21 años, decidió conquistar la ciudad, lo hizo con determinación imperial y con un aparato militar impresionante. Su ejército contaba con más de 80.000 hombres y una artillería revolucionaria para la época, incluyendo el gran cañón de Urbano, capaz de abrir brechas en las famosas murallas teodosianas, hasta entonces consideradas inexpugnables. En cambio, Constantino XI contaba apenas con unos 7.000 defensores, muchos de ellos mercenarios genoveses y venecianos, y una población desesperada.
La defensa fue heroica. Durante casi dos meses, los bizantinos rechazaron los asaltos, repararon murallas bajo el fuego enemigo y defendieron cada palmo de su ciudad. Constantino XI no se escondió tras los muros del palacio; luchó al frente de sus hombres, organizando las defensas, animando a los soldados, participando en los consejos de guerra. Sabía que luchaba no solo por su imperio, sino por una civilización entera.
La noche del 28 de mayo, sabiendo que el asalto final era inminente, Constantino asistió a una última misa en Santa Sofía, junto a nobles, soldados y ciudadanos. Se cuenta que pidió perdón por sus pecados, abrazó a sus oficiales y caminó hacia las murallas para defenderlas una vez más. Al amanecer del 29, los otomanos lanzaron su ataque final. Tras horas de lucha feroz, lograron abrir una brecha. La resistencia bizantina se desmoronó. Constantino XI, rehusando huir, se arrojó en combate y murió, espada en mano, sin que jamás se hallara su cuerpo.
La caída de Constantinopla marcó el fin definitivo del Imperio Bizantino y el inicio de una nueva era. Mehmed II entró triunfante en la ciudad y la proclamó capital de su imperio. Santa Sofía fue convertida en mezquita, y Constantinopla pasó a ser Estambul. Europa se estremeció ante la noticia. La “segunda Roma” había caído, y con ella se cerraba una era medieval. Muchos sabios bizantinos huyeron hacia Occidente, especialmente a Italia, llevando consigo manuscritos griegos clásicos que alimentarían el Renacimiento.
La figura de Constantino XI quedó envuelta en leyenda. Para los griegos ortodoxos, se convirtió en un mártir y símbolo nacional. Según una leyenda popular, no habría muerto, sino que habría sido convertido en mármol por un ángel, esperando el día en que regresaría a liberar Constantinopla. Realidad o mito, su nombre quedó grabado como el último emperador de una Roma que vivió más de mil años después de la caída de Occidente.
Así terminó una de las más gloriosas civilizaciones de la historia, no con una rendición, sino con una lucha desesperada y valerosa, personificada en la figura de su último emperador.
Fuentes:
- Norwich, John Julius. Breve historia de Bizancio. Editorial Ariel, 2000.
- Runciman, Steven. La caída de Constantinopla 1453. Editorial Acantilado, 2005.
- Herrin, Judith. Bizancio: el imperio que hizo posible la Europa moderna. Ediciones Paidós, 2008.
- Ostrogorsky, Georg. Historia del Estado Bizantino. Akal, 2002.
- Encyclopaedia Britannica. “Fall of Constantinople.” https://www.britannica.com/event/Fall-of-Constantinople-1453
- Nicolle, David. Constantinople 1453: The End of Byzantium. Osprey Publishing, 2000.