Cuando hay necesidades educativas

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Cada vez los cursos y alumnos con que nos encontramos son más exigentes, sobre todo por la afloración continua de necesidades educativas. Comenzamos con ilusión aunque a veces el cansancio y la falta de resultados visibles hacen que olvidemos lo esencial, pero lo que hacemos sí importa, incluso cuando parece que no.

Estas pautas no son una carga más, sino una forma de simplificar, ayudar y cuidar a nuestros alumnos. Pequeños gestos en el día a día, marcan una gran diferencia en su aprendizaje y en el clima del aula.

Estas son algunas adaptaciones que podemos usar para problemas de lenguaje-dislexia, disortografia o disgrafia

En la comprensión lectora
 Evitar pedirles leer en voz alta de manera obligatoria.
 Permitirles tiempo adicional para leer y procesar textos.
 Resumir oralmente las instrucciones o consignas escritas.
 Reforzar con apoyos visuales (esquemas, pictogramas, imágenes, ejemplos).
 Subrayar o destacar las palabras clave en los enunciados.

En la expresión escrita
 Valorar más el contenido que la ortografía.
 No penalizar las faltas sistemáticas si son consecuencia de la dificultad.
 Permitir entregas en formato digital o mediante grabaciones de audio.
 Aceptar resúmenes o esquemas en lugar de textos largos.
 Facilitar plantillas o guiones para organizar sus ideas antes de escribir.

En la evaluación
 Priorizar las pruebas orales o mixtas (oral + escrita).
 Leer las preguntas en voz alta o asegurarse de que las comprende.
 Evitar sobrecargar las pruebas con mucho texto o distractores visuales.
 Imprimir el control con las preguntas separadas y la letra grande y clara.
 Ofrecer tiempo extra y un entorno sin presión.
 Valorar el progreso personal y el esfuerzo.

En el día a día
 Usar tipografía legible (Arial, Verdana, tamaño mínimo 12-14).
 Evitar textos en mayúsculas o subrayados excesivos.
 Favorecer el aprendizaje multisensorial (visual, auditivo, kinestésico).
 Reforzar la autoestima académica y evitar comentarios comparativos.

ADAPTACIONES PARA PROBLEMAS DE ATENCIÓN

  1. En la organización del aula
     Ubicación cerca del profesor y lejos de fuentes de distracción.
     Mantener rutinas claras y predecibles.
     Dar una instrucción a la vez, corta y directa.
     Acompañar las consignas verbales con gestos o apoyo visual.
     Favorecer descansos breves entre tareas largas.
  2. En la gestión del trabajo
     Dividir las tareas en pasos más pequeños y alcanzables.
     Usar relojes visuales o recordatorios para medir el tiempo.
     Permitir el uso de agendas o checklists para el seguimiento diario.
     Fomentar la autoevaluación (“¿Qué he hecho bien? ¿Qué puedo mejorar?”).
     Reforzar los comportamientos positivos con feedback inmediato.
  3. En la evaluación
     Permitir más tiempo o adaptar la cantidad de ejercicios.
     Imprimir el control con las preguntas separadas y la letra grande y clara.
     Priorizar la comprensión frente a la cantidad de respuestas.
     Usar formatos alternativos (orales, visuales, prácticos).
     Evitar evaluar en momentos de alta distracción o fatiga.
  4. En la convivencia y el clima emocional
     Evitar reprimendas públicas o juicios globales (“siempre te despistas”).
     Favorecer tareas que impliquen movimiento controlado (repartir material, escribir
    en la pizarra).
     Ofrecer responsabilidades concretas y reforzar la confianza.

DESFASE CURRICULAR

  1. En la planificación
     Ajustar los objetivos y contenidos al nivel real de competencia del alumno, no solo al curso.
     Priorizar los aprendizajes funcionales y básicos (comprensión lectora, cálculo, habilidades sociales, autonomía).

 Usar adaptaciones curriculares individualizadas (ACI) como guía de referencia, si son necesarias.
 Asegurar coherencia entre lo que se enseña, se pide y se evalúa.

  1. En el día a día del aula
     Facilitar materiales adaptados (fichas simplificadas, esquemas, textos con lenguaje claro).
     Reducir la cantidad, no el contenido esencial: menos ejercicios, pero con sentido.
     Dar instrucciones breves y visuales, asegurándose de que las comprende antes de empezar.
     Acompañar con modelos o ejemplos antes de pedir una tarea autónoma.
     Fomentar la participación en grupo, asignando roles accesibles (portavoz, organizador, etc.).
  2. En la metodología
     Utilizar estrategias de aprendizaje cooperativo y tutoría entre iguales.
     Reforzar el aprendizaje con material manipulativo y visual.
     Valorar los progresos individuales, no las comparaciones con el grupo.
     Favorecer la repetición y la práctica guiada.
     Incluir actividades que conecten con sus intereses personales o experiencias previas.
  3. En la evaluación
     Valorar los avances personales respecto al punto de partida.
     Adaptar los instrumentos de evaluación: menos preguntas, lenguaje más simple, apoyo visual.
     Dar más peso a la observación directa y al trabajo diario.
     Evitar pruebas largas o exclusivamente escritas.
     Usar rúbricas simplificadas o listas de control centradas en objetivos concretos.
  4. En el acompañamiento emocional
     Evitar comentarios que refuercen la etiqueta de “ir atrasado” o “no llegar”.
     Reforzar cada logro, por pequeño que parezca.
     Fomentar su protagonismo: dejar que explique algo que domina, que ayude o que se sienta competente.

DESAJUSTE EMOCIONAL

  1. En la mirada y la actitud del docente
     Recordar que la conducta es una forma de comunicar lo que no se puede expresar con palabras.
     Evitar tomarse los comportamientos como algo personal: reaccionar menos, observar más.
     Transmitir calma: si el adulto se altera, el alumno se desregula más.
     Reforzar cualquier señal de autocontrol o mejora, aunque sea mínima.
     Mantener expectativas positivas, aunque se apliquen límites firmes.
  2. En el manejo del aula
     Establecer normas claras, visibles y coherentes para todos.
     Usar consecuencias educativas, no castigos (por ejemplo, reparar el daño, pedir disculpas, ayudar al grupo…).
     Anticipar los cambios o situaciones que puedan generar tensión (salidas, exámenes, sustituciones…).
     Evitar confrontaciones públicas: mejor intervenir en privado o con tono neutro.
     Favorecer tiempos de respiro o tareas que permitan reconducir la energía (repartir material, moverse con propósito).
  3. En la intervención emocional
     Nombrar las emociones sin juzgar (“Entiendo que estás enfadado, pero no puedes gritar”).
     Ayudar a identificar la causa del malestar, no solo el síntoma.
     Fomentar el uso de herramientas de autorregulación (respirar, salir al pasillo, escribir, escuchar música…).
     Usar un lenguaje de vínculo: tranquilo, concreto, sin ironías ni etiquetas (“Eres un desastre”, “Otra vez igual”).
     Coordinarse con el equipo PT, orientadora y tutoría para mantener coherencia en las respuestas.
  4. En la evaluación y el acompañamiento
     Valorar también los logros conductuales y emocionales, no solo los académicos.
     Dar espacio a expresiones alternativas (dibujos, murales, diarios emocionales, dramatizaciones…).
     Mantener una comunicación serena y constructiva con la familia, sin juicios.
     Acordar en equipo estrategias comunes para evitar mensajes contradictorios.

Imagen Periódico Educación

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