Crónica de una ola de odio

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Torre Pacheco, un pequeño municipio agrícola en el corazón de la Región de Murcia, se ha convertido en símbolo de una realidad alarmante: la caza de inmigrantes. Este fenómeno, que mezcla hostigamiento social y violencia estructural, refleja un síntoma profundo de una democracia que muestra señales preocupantes de deterioro. En los últimos años, los inmigrantes que trabajan en los invernaderos, muchos en situación administrativa irregular, han dejado de ser invisibles para convertirse en el blanco de un discurso de odio que ha ido ganando terreno, alimentado por la extrema derecha y un clima político envenenado por la polarización.

Torre Pacheco no es un caso aislado. Es un epicentro donde convergen múltiples factores: alta concentración de población migrante (más del 30%), precariedad laboral, explotación agrícola intensiva y ausencia de políticas públicas inclusivas. Durante años, miles de personas procedentes del Magreb, África subsahariana y Europa del Este han sostenido, con su trabajo en condiciones indignas, el motor económico de la región. Sin embargo, en lugar de reconocimiento, han recibido sospechas, controles policiales en las calles, detenciones arbitrarias y discursos que los vinculan con la delincuencia y la inseguridad.

Las causas de esta caza simbólica y literal de inmigrantes son múltiples. En primer lugar, la falta de una política migratoria efectiva ha dejado a muchas personas en un limbo legal, vulnerables ante cualquier abuso. En segundo lugar, la instrumentalización política del miedo ha permitido a fuerzas como VOX capitalizar el descontento social y redirigirlo contra los más débiles. En las elecciones municipales de 2023, la extrema derecha logró un crecimiento notable en municipios agrícolas del sur de España, incluyendo Torre Pacheco, gracias a mensajes xenófobos y simplistas: “los inmigrantes quitan trabajo”, “viven de ayudas”, “traen inseguridad”. Estas frases, sin base empírica, han calado en una parte de la población golpeada por la crisis económica, la inflación y la sensación de abandono institucional.

La consecuencia directa de este discurso ha sido una normalización del racismo. No solo se multiplican las denuncias por agresiones verbales y físicas contra migrantes, sino que muchos vecinos relatan cómo la Guardia Civil y la Policía Nacional realizan controles selectivos en función del color de piel. Las redadas en viviendas habitadas por inmigrantes, muchas de ellas sin orden judicial clara, generan un estado de miedo constante. No se trata solo de vulneraciones de derechos individuales, sino de una amenaza sistémica: cuando se permite que parte de la población viva en un estado de excepción permanente, se rompe uno de los principios básicos de una democracia: la igualdad ante la ley.

Este fenómeno también tiene efectos devastadores en la salud democrática del país. La persecución de inmigrantes en Torre Pacheco es un síntoma de algo más profundo: una sociedad que tolera la desigualdad estructural y que empieza a ver como legítimas las propuestas autoritarias. La democracia no muere solo con golpes de Estado; también se erosiona lentamente, cuando los derechos se aplican de forma selectiva, cuando la justicia se vuelve complaciente con el poder, o cuando el miedo se convierte en instrumento de gobierno.

El auge de la extrema derecha en España ha coincidido con un aumento del ruido político, la desinformación y el enfrentamiento entre bloques. La polarización se ha vuelto parte del paisaje cotidiano. En este contexto, los inmigrantes son utilizados como chivo expiatorio, una estrategia clásica de los regímenes autoritarios. Mientras los partidos tradicionales se enredan en batallas partidistas, una parte de la población queda desprotegida, sin voz, sin representación, sin derechos.

Las consecuencias son múltiples y peligrosas. No solo para los inmigrantes, que ven vulnerada su dignidad a diario, sino para el conjunto de la sociedad. Una democracia que no protege a los más débiles está condenada a debilitarse. La caza de inmigrantes en Torre Pacheco es un espejo incómodo que muestra lo que ocurre cuando la política renuncia a la ética, cuando se abandona la empatía y cuando se prioriza el rédito electoral sobre la convivencia.

España está a tiempo de rectificar. De apostar por una política migratoria humanista, de reforzar los derechos fundamentales y de frenar el avance de discursos que convierten al otro en enemigo. La salud de nuestra democracia depende de ello.


Fuentes:

  • “Torre Pacheco, foco de tensión social por el aumento de redadas policiales”, eldiario.es, 2024.
  • “El campo español: inmigración, explotación y racismo”, El Salto Diario, 2023.
  • “VOX y la instrumentalización del miedo al inmigrante”, Infolibre, 2023.
  • Informe anual del Defensor del Pueblo sobre discriminación y racismo, 2024.
  • “Democracia en retroceso: España y el auge de la extrema derecha”, Amnistía Internacional, 2024.

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