Dia tras día, la democracia norteamericana se desgarra, como en los años 60. Las calles de Washington D.C. , Nueva York, Austin, Atlanta o Los Ángeles vibran con protestas, las pancartas ondeaban como una llamada desesperada a la justicia, y los rostros de miles de ciudadanos reflejan una mezcla de indignación y miedo. En la Casa Blanca, el presidente Donald Trump —reelegido tras una polémica campaña marcada por la desinformación— continúa firmando órdenes ejecutivas con una rapidez que parecía ignorar los mecanismos constitucionales del país.
Una de las primeras medidas de su nuevo mandato ha sido reinstaurar y endurecer las políticas migratorias que ya habían generado controversia en su primer gobierno. Bajo el pretexto de “seguridad nacional” y “preservación de la identidad estadounidense”, se cierran fronteras a países predominantemente musulmanes, se intensifican las deportaciones masivas y se construyen nuevos centros de detención a lo largo de la frontera sur. Las familias migrantes, muchas de ellas huyendo de la violencia o la pobreza extrema, son separadas nuevamente, esta vez sin siquiera la promesa de reunificación. La imagen de niños en jaulas, antes considerada un escándalo nacional, parece ahora normalizada.
Pero la crisis no se limita al ámbito migratorio. En su afán de consolidar el poder, Trump ha emprendido una campaña sistemática contra los derechos civiles. Grupos LGBTQ+, organizaciones de defensa de derechos de las minorías y activistas por la justicia racial se convierten en blancos constantes de ataques, tanto desde los micrófonos oficiales como desde las redes sociales presidenciales. Nuevas leyes estatales, impulsadas por aliados políticos del presidente, limitan el derecho al voto en zonas de alta densidad de población afroamericana o latina, mientras que se fomentan políticas que debilitan el derecho a la protesta y criminalizaban la disidencia.
Lo más alarmante, sin embargo, es el debilitamiento progresivo de la separación de poderes. Trump, con un Congreso controlado por su partido y una Corte Suprema inclinada ideológicamente a la derecha, comienza a desafiar abiertamente los límites del poder ejecutivo. Los contrapesos que durante siglos han definido la democracia estadounidense son socavados por nombramientos leales, presiones sobre el sistema judicial y ataques constantes a la prensa libre, tachada de “enemiga del pueblo”.
En más de una ocasión, el presidente sugiere ignorar decisiones judiciales que van en contra de sus intereses. Cuando un tribunal federal bloqueó una orden que permitía a fuerzas federales intervenir en protestas locales, Trump simplemente envió agentes con uniformes sin identificación, alegando que “la ley debía ser obedecida, no discutida”. Los gobernadores que se oponen a estas medidas son públicamente humillados y amenazados con recortes de fondos federales.
Para millones de estadounidenses, la democracia está siendo erosionada no con un golpe de Estado tradicional, sino con una serie de acciones legales que, si bien revestidas de institucionalidad, destruyen poco a poco los principios fundacionales del país. La libertad de expresión, la igualdad ante la ley y el respeto por las instituciones son ahora valores en disputa.
Afuera, en las calles, la resistencia sigue viva. Jóvenes, mayores, inmigrantes, estudiantes, veteranos: todos marchan no solo por sus derechos, sino por la idea misma de una democracia funcional. Saben que la historia los observaba. Porque en 2025, más que nunca, el futuro de Estados Unidos depende de la capacidad de sus ciudadanos para defender aquello que los define: su libertad.
Como diría Padme Amidala en “La venganza de los Sith”, así muere la democracia, entre aplausos, los de los trumpistas.
Fuentes:
American Civil Liberties Union (ACLU). Informe sobre derechos civiles y migración bajo la administración Trump, 2020–2024.
Human Rights Watch. U.S. Immigration Policy and Human Rights, 2023.
The Brennan Center for Justice. Voting Rights and Electoral Integrity, 2024.
The New York Times. “Trump’s Second Term Agenda Raises Concerns Over Checks and Balances,” febrero de 2025.
Washington Post. “La nueva ofensiva contra la prensa libre en EE.UU.,” abril de 2025.
BBC News. Trump’s Federal Response to Protests: An Analysis, 2024.
CNN Politics. Executive Power and Judicial Challenges under Trump, 2025.