Una anomalía, es en parte, la situación que vive nuestro balonmano, en horas bajas en cuanto clubes, en pleno subidón en selecciones y en lo más parecido a un páramo en cuanto al deporte base, según nos cuenta Alejandro Lavín, entrenador de uno de los equipos de balonmano de nuestra ciudad. La opinión no difiere mucho de la de Alejandro Gómez, directivo del Balonmano Torrelavega e incansable organizador de torneos, clinics y cuantas ideas sirvan para la difusión de este deporte.“Nos faltan técnicos y colaboradores en las actividades de promoción. En la base tenemos a muchos chicos y chicas y más aún entusiasmo, pese a que este es un deporte con unas claras exigencias físicas. Pero cuando llegan a cierta edad, la exigencia de entrenamiento, la falta de instalaciones y la falta de técnicos y nivel en las ligas regionales van apagando todo”, nos cuenta Ismael Zubieta, técnico de alevines. Y es que, entre otras cosas, las instalaciones deportivas, al menos en nuestra ciudad, son lo primero, para el baloncesto y el voley. Pero ese solo es un problema.
Hemos tenido la oportunidad de contrastar esta visión del problema con un hombre que lo es todo en el balonmano, un auténtico filósofo de este deporte. Ha presidido la federación, ha iniciado el camino del éxito internacional de la selección con 5 medallas en olímpicos y europeos, ha dirigido a nuestra selección en más de 200 partidos, ha creado clubes de éxito desde casi la nada, como en el Balonmano Ciudad Real y ha dedicado 50 años de su vida a un deporte del que es posible que nadie sepa más. Con ustedes, Don Juan de Dios Román.
Pregunta. ¿Quién es Juan de Dios Román?
Respuesta. Persona nacida en Mérida (Badajoz) en 1942, Licenciado en Ciencias de la Educación, Filosofía y Letras y Educación Física, y Entrenador de Balonmano y conocido básicamente por su carrera como entrenador de Balonmano en el Atlético de Madrid, Ciudad Real y Selección Española. Por tanto, una vida dedicada al deporte de Balonmano.
P. ¿Cómo fueron sus inicios en este deporte? ¿Por qué se decantó por el balonmano?
R. Como jugador comencé en la Universidad, junto a otros deportes, practicando en el Colegio Mayor donde estudiaba. Solicitaron mi colaboración para “entrenar” balonmano en el Colegio Nuestra Señora del Recuerdo y ahí comenzó todo.
P. ¿Qué le ha dado más satisfacciones, la selección o el trabajo de clubes?
R. La satisfacción se produce a través de intentar hacer un buen trabajo y constatar cómo los jugadores son receptores convencidos del mismo. No se trata de la satisfacción puntual de un título (alegría pasajera) como de comprobar frutos a medio y largo plazo.
P. ¿Qué tiene que tener un jugador y un técnico para ser una estrella?
R. Lo más importante en un deportista, como en un artista, es tener sensibilidad para comprender al otro. Junto a ello, aprender a leer bien, porque ello te llevará a escribir, y ambas cosas a descubrir.
Dicho esto, si sabes escribir, si saber leer y comprender lo que te rodea, si puedes desarrollar sensibilidad hacia los demás y ponerte en el lugar del otro, especializarte en una tarea u otra de la vida, es sencillo. Y eso os lo dice una persona que ha dedicado 50 años de su vida al balonmano, pero que antes se doctoró en filosofía, se dedicó a la enseñanza y encontró en el balonmano y en el deporte una consecuencia lógica, pero casi como anécdota, una consecuencia a su búsqueda de la vida.
P. ¿Cuál es el punto fuerte y el talón de Aquiles del balonmano español a nivel de clubes?
R. Sin duda la clave histórica del desarrollo del balonmano en España, en cuanto a clubes, se debe a la labor del “voluntariado” en forma de directivos entregados al nacimiento y supervivencia de equipos de balonmano.
A partir de ahí no se han consolidado estructuras organizativas y de desarrollo de clubes especialmente enfocados a las ligas profesionales. Debo decir que, por encima de la debilidad de las “estructuras profesionales”, debe valorarse los esfuerzos realizados en los clubes de base. Generar “medios” es sobrevivir y en ese camino muchos dirigentes acaban cansados y se alejan.
P. Usted siempre ha distinguido el entrenamiento de la enseñanza, ¿por qué cree que ha sido mejor profesor que entrenador?
R. Todo parte del convencimiento de diferenciar “enseñar” y “entrenar”; el matiz fundamental que diferencia ambos términos es el hecho de competir y de la búsqueda del triunfo en la competición. Enseñar es “tiempo dedicado a la asimilación del contenido del juego” sin urgencias. Entrenar conlleva “preparación para mejorar en la competición misma sin pausa”. En mi caso puntual todo ello se sitúa en la convivencia de “enseñar en el INEF” y “entrenar en el Atlético” durante 15 años y distinguía muy bien entre “los alumnos y los jugadores”, sus necesidades y exigencias.
P. ¿Cómo fueron los inicios de balonmano femenino en España?
R. Se reconocen documentalmente dos corrientes o focos de nacimiento del balonmano femenino; de una parte la “importación” del deporte “aprendido en su estancia en Alemania” por la estudiante asturiana Purina Zapico en 1938 en la localidad de Pola de Laviana. Por otra parte, existe documentación acerca de partidos y campeonatos de balonmano en la Universidad de Madrid desde 1933. Lo que sí es oportuno decir es que se jugaba en la modalidad de “once jugadoras” y que el balonmano femenino es anterior al masculino en su implantación en España.
P. ¿Qué queda todavía de trabajo por hacer en el balonmano femenino español?
R. Siempre hay cosas por hacer y mejorar en deporte y en el balonmano en particular; multiplicar practicantes (al igual que en el masculino), estructurar las competiciones locales, mejorar los monitores y entrenadores de base y desarrollar, si es posible, una Liga de División de Honor profesionalizada, son temas de indudable interés y vigencia.
P. En los últimos años el balonmano español está viviendo buenos momentos a nivel de selecciones, pero por el contrario han desaparecido en estos años importantes clubes (como el Atlético de Madrid) y otros han venido a menos. ¿Cómo ve usted la situación del balonmano español?.
R. Es cierto que algunos históricos han desaparecido como el Atlético, el San Antonio o el Teka, cosa que no es la primera vez, y que los recortes de plantillas, presupuestos y nivel son consecuencia de la gran crisis que hemos vivido a nivel nacional en el deporte y en la sociedad. Pero en situaciones anteriores el balonmano ha sobrevivido como deporte. Lo que sí es cierto, es que en esta ocasión la gente no es la misma, la forma de entender el deporte tampoco, los gestores no tienen la misma visión del mundo del balonmano y no se puede tener la misma certeza de que la crisis del balonmano se vaya a superar como se hizo otras veces. Y hay una razón fundamental para la preocupación.
Antes, la solución a los problemas pasaba únicamente por el dinero, y ahora nos falta algo más. Eso lleva a una pérdida de nivel y a un alejamiento del aficionado. Dicho eso, desde 1996 hasta el momento actual el cambio se ha notado de manera espectacular, tanto en hombres como en mujeres, en la interpretación de un “juego en velocidad” con el consiguiente perfeccionamiento técnico-táctico y, por otra parte, una concepción del juego en defensa muy móvil con tendencia a la anticipación en cualquier espacio de la zona defensiva.
P. ¿Está habiendo una “fuga de cerebros” en el balonmano español?
R. No es tanto una fuga, sino que es el hecho de que técnicos, gestores y jugadores están buscando aquellos lugares donde se les valore más, donde puedan desarrollar su talento, donde su trabajo sea apreciado y donde puedan desarrollar sus potencialidades y habilidades. Pero no confundamos, lo más grave no es que estén fuera los 11 o 12 mejores jugadores a nivel nacional, lo más graves es que estén fuera los 11 o 12 mejores técnicos a nivel nacional, eso es lo que está abriendo la brecha entre la selección y los clubes y lo que afectará a la larga a la llegada de nuevos talentos al mundo del balonmano.
P. Dicho esto, ¿Cómo valora usted la situación de la selección española?
R. El nivel de una selección se establece en base al nivel y a la edad de sus componentes. Teniendo en cuenta estos dos factores, la selección española tiene un recorrido prometedor a medio plazo. Y eso porque están jugando en clubes importantes y su técnica y rendimiento se va a mantener. La pregunta no es esa, sino cómo está la generación siguiente, la que tendrá que sustituir a los actuales.
P. ¿Cuánto le debe Juan de Dios Román al balonmano?
R. Yo he dedicado mi vida a este deporte y este deporte me ha devuelto mucho. Pero el tema para mí es otro. Cuánto hemos hecho, los de mi generación y yo mismo, para que el balonmano haya llegado a la situación actual, qué hemos hecho para que este deporte pueda reinventarse y continuar cada día. Hace 15 años no había tantas televisiones como hoy en día, ni tanta potencialidad para extender este deporte, pero había gente capaz de impulsarle y superar dificultades. En esas carencias, hoy en día, en esa evolución sí me siento implicado. Hoy existen mayores posibilidades de comunicación pero no sé si hay personas con tal actitud.
Qué duda cabe que este es un problema general, el de la aproximación de los jóvenes a los deportes, y ahí hay una responsabilidad de la escuela. No es solo educar en el interés por el deporte y en la concienciación sobre su importancia. Yo no puedo entender la promoción deportiva sin que haya una actividad deportiva obligatoria en las escuelas. Luego están las características propias de cada deporte. Si un deporte tiene menos requerimientos técnicos, menos instalaciones especiales, menos entrenadores, menos automatismos, su multiplicación es lógicamente mayor.
P. ¿Un deportista es más cuanto más gana?
R. No, que va, no todo se reduce a eso. Las derrotas enseñan más que las victorias, si eres una persona cabal. Lo que ocurre es que la sociedad actual, ya desde hace tiempo, está embarcada en un camino sin retorno y negativo en lo que lo único que vale es ganar.
P. Junto al fútbol, las motos o el tenis, por ejemplo, atraen una gran atención mediática y publicitaria en nuestro país, ¿por qué el balonmano no está en el top de los deportes de masa?
R. Hay una respuesta sencilla que puede ser definida como simple: no hay pastel publicitario, ni recursos para todos. De cualquier forma cada deporte es distinto y nuestro módulo de comparación debe ser el baloncesto o el fútbol sala y en cualquier caso quitar la “expresión deporte de masas” solo aplicable al fútbol.
P. ¿Cree, en general, que hay un buen nivel en la gestión deportiva de nuestro país?
R. Abrumada la gestión por la propia indefinición que la Ley del deporte actual permite. Ateniéndonos a ello el nivel de gestión es “irregular en lo que se puede”.
P. ¿Qué le diría a su yo del pasado?
R. Lo hecho, hecho está.