Su situación y su clima le favorecieron la vida al hombre primitivo, por eso cerca de Torrelavega se han encontrado cuevas con pinturas rupestres de la edad de los metales.
En tiempo posteriores Torrelavega se vio afectada por la invasión de los romanos, de los que se guardan restos como el altar que se encontró en el monte Dobra creado al dios indígena Erudino a consecuencia de que la colonización romana no fue muy profunda en la vida cántabra.
Pero es en la Edad Media cuando comenzamos conocer a torrelavega como tal. A finales del XIII se instala en la villa una conocida y adinerada familia los Garci Lasso de la Vega.
Se le considera a Garci Lasso de la Vega I como el fundador de la villa, se apodaba el <<el viejo>> tenía el cargo de Adelantado Mayor de Castilla en la época de Alfonso XI y fue él quién fortaleció el Señorío de las Asturias de Santillana, heredado por sus 2 hijos a su muerte en Soria. Gonzalo Ruiz de la Vega, uno de sus hijos, destacó en la Batalla del Salado donde cuenta la fábula que mato al moro que arrastraba la enseñanza cristiana del<<Ave María>>. De esta forma pasó a ser el escudo familiar, y por extensión llego a formar parte del escudo de la villa, el cual hoy todavía permanece. A la muerte de Gonzalo el patrimonio pasó a Garcilaso II que también fue asesinado. A este le sucedió Garcilaso III, que era de menor edad y se tuvo que refugiar en las Asturias de Oviedo para protegerse de los peligros que había sobre sus propiedades y sobre él mismo. Años más tarde moriría en la Batalla de Nájera, cuando la guerra civil entre Pedro y su hermano Enrique de Trastamara estaba ya acabando.
La Subida al trono de Enrique II permitió la recuperación del Señorío de la Vega por parte de Leonor de la Vega, hija y heredera de Garcilaso III, quién lo amplió gracias a sus beneficiosos maridos. Su primer marido Juan Téllez, a su muerte, se casó con Diego Hurtado de Mendoza, con el que tuvo 2 hijos, el mayor falleció por lo que su hermano Iñigo López de Mendoza, se convirtió en el único heredero. En 1445 se le nombró Marqués de Santillana. A causa de esto Santillana pasó a ser el centro del señorío, quedando Torrelavega como la cabeza administrativa.
Entre los siglos XVI y XVIII el municipio fue controlado por los Duques del Infantado, sucesores de la familia de la Vega. Durante este tiempo la forma de subsistencia era la agrícola tradicional y el ganado, con lo que únicamente podían sobrevivir.
• En 1753 Torrelavega comienza su actividad industrial.
En 1908 se instalas Solvay en Barreda ya que está bien situada y próxima a las canteras de caliza. La fábrica se fue convirtiendo en un importante complejo químico destacando dentro de la industria química española.
La S.N.I.A.C.E llegó a Cantabria en 1941 instalándose en las propiedades de Ganzo y Dualez. Esta industria ha tenido una importante influencia en el crecimiento y la expansión de Torrelavega, aunque hoy en día está pasando por problemas de subsistencia.
• La agricultura también tuvo un papel muy importante en la historia de torrelavega.
En 1799 se produjo un mercado de ganados que hoy en día perdura. En principio se celebraba los lunes en algunas plazas, cambiándose con los años al jueves y originando con el tiempo la construcción de un recinto ferial apropiado para la celebración de dichos eventos.
En el siglo XIX se potenciaron las comunicaciones con la creación de las vías férreas que comunicaron Torrelavega con Castilla y Asturias. Fue entonces cuando se produce el ascenso económico de la población.
Así fueron los orígenes de la Cuidad de Torrelavega, su desarrollo y la forma en la que ha llegado a convertirse en la población industrial que hoy en día representa.
En el ámbito de la cultura Torrelavega tiene su mayor esplendor a finales del siglo XIX comienzo del siglo XX, debido a que es entonces cuando comienza a propagarse a través de la Escuela de Artes y Oficios. style=’mso-spacerun:yes’>