El Kurdistán iraquí, una región autónoma en el norte de Irak, se ha convertido en un nuevo escenario de la rivalidad entre las potencias regionales. Turquía, Irán y Siria, todos ellos con minorías kurdas, están utilizando la región para promover sus intereses geopolíticos.
Turquía, que lleva décadas luchando contra el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), una organización terrorista kurda que opera en el sureste de Turquía, ha llevado su ofensiva contra el PKK al Kurdistán iraquí. En los últimos años, Turquía ha realizado una serie de bombardeos aéreos y operaciones terrestres en el norte de Irak, causando víctimas civiles y daños materiales.
Irán, por su parte, apoya a las milicias kurdas chiítas que operan en el Kurdistán iraquí. Estas milicias, conocidas como las Fuerzas de Movilización Popular (PMF), han sido acusadas de cometer abusos contra los derechos humanos contra la población kurda sunita.
Siria, por último, ha perdido el control de gran parte del Kurdistán iraquí tras la derrota del Estado Islámico. La Administración Autónoma del Kurdistán iraquí (AAK), que controla la región, ha establecido relaciones cercanas con Estados Unidos, lo que ha generado la preocupación de Siria.
La pugna entre estas potencias amenaza la estabilidad del Kurdistán iraquí. La región, que ha disfrutado de un relativo periodo de paz y prosperidad en los últimos años, podría verse arrastrada a un conflicto más amplio.
Esta pugna tiene una serie de consecuencias para el Kurdistán iraquí:
- Aumenta el riesgo de un conflicto armado. Los bombardeos turcos y las operaciones de las PMF han provocado un aumento de la tensión en la región. Es posible que la situación se deteriore aún más, lo que podría conducir a un conflicto armado a gran escala.
- Afecta a la economía de la región. Los bombardeos turcos han dañado infraestructuras civiles y han provocado la huida de miles de personas. Esto ha tenido un impacto negativo en la economía de la región, que ya estaba sufriendo los efectos de la pandemia de COVID-19.
- Limita la autonomía del Kurdistán iraquí. Las potencias regionales están tratando de influir en el Kurdistán iraquí para promover sus propios intereses. Esto podría limitar la autonomía de la región y aumentar su dependencia de las potencias externas.
Es necesario que las potencias regionales trabajen juntas para resolver sus diferencias y evitar que la pugna se extienda al Kurdistán iraquí. La estabilidad de la región depende de ello.