Todo por mi …. ¿Pero sin mi?

¿Vale todo por entrar en un grupo? ¿Hasta dónde estoy dispuesto a llegar para poder encajar? ¿Qué importancia le doy a tener una personalidad propia?

Seguro que estas preguntas, o algunas cuestiones similares, se te han planteado en más de una ocasión, y seguro que te has encontrado en la tesitura de decidir si lo mejor es hacer lo que dice tu yo interior, o lo que tu entorno dice que debes hacer.

En las siguientes líneas, y a través de mi corta experiencia, voy a intentar expresar, mi humilde pensamiento, acerca del tema anteriormente introducido.

Si hay algo peor en tus años de instituto que la presión de llegar hasta donde supuestamente debes llegar (académicamente hablando), es intentar encajar en un grupo social.

Tras años intentando, en vano, encajar en alguno de los grupos que me rodean, me he dado cuenta de que el único sitio en el que encajo es en mi misma, y, aunque hay quien pueda odiar esto, mi propia persona en algunos momentos, he caído en la cuenta de que para nada es así. Es mucho más importante saber quien eres que saber quien quieren que seas.

Todas las personas, pero sobre todo los adolescentes, intentamos diferenciarnos los unos de los otros (música, literatura, política, religión…etc.), intentamos buscar nuestra propia identidad, pero a veces es en este camino de búsqueda donde perdemos eso que tanto ansiamos. He incluso, perdemos de paso la dignidad.

Como en toda guerra, por que encontrarse en esta situación es como una guerra interior (que a veces traspasa las fronteras de tu cuerpo y llega al exterior), hay soldados mas fuertes y soldados más débiles, aunque he de destacar que ni los fuertes son siempre los vencedores, ni los débiles los perdedores. Y volviendo a utilizar en símil de la guerra, aquí, como en el amor, todo vale.

Muchos jóvenes, buscan de una manera desesperada entrar en un grupo, sentir pertenencia a algo, y los ya miembros de estos grupos saben muy bien que estos harían cualquier cosa por conseguir ese puesto entre ellos. Y aquí, queridos lectores, es cuando empiezan los problemas, como claro ejemplo pondré las novatadas o los rituales para poder formar parte de alguno de los grupos sociales (fraternidades, hermandades, bandas…)

Todos los años son cientos las noticias sobre novatadas en cualquier lugar del mundo, tanto en grandes ciudades como en pequeñas localidades, si bien en algunos de los sitios están prohibidas terminantemente, estas se siguen realizando igual y las personas que las organizan no reciben ningún castigo ni penalización al respecto.

Con esta idea en la cabeza, comencé a buscar información en porcentajes, porque así es como la mayoría de nosotros entendemos mejor las cosas, y los resultados que encontré, definitivamente no fueron los que esperaba.

Cerca del 20% de las victimas de novatadas en la universidad, dejaron los estudios por este mismo motivo, y el 46% de los jóvenes reconoce haber sido víctima de algún tipo de novatada o de “bromas pesadas”.

Uno de los grupos que en los últimos tiempos se ha estado abriendo paso en nuestra sociedad, es el de las bandas latinas, que, según toda la información que pasea por las calles, quienes quieren ingresar en ellas deben de someterse a macabros rituales o perpetuar ciertas acciones para demostrar su fidelidad a los veteranos y a los reyes de estas.

Claro esta que los ejemplos que he puesto son algunos de los más extremistas, pero, a pequeña escala, los grupos que te puedes encontrar, en un instituto, por ejemplo, también tiene sus códigos, y si por un casual, tu no entras dentro de esos cánones, tienes dos opciones: o continuas siendo fiel a ti mismo, o decides cambiar para encajar en lo que ellos buscan.

Si optas por la segunda opción, sentirás como si estuvieses a prueba, que, de algún modo u otro sí que lo estas. No será un camino fácil, aunque no lo verás hasta pasado un largo tiempo, y, muy probablemente no será el adecuado, pero para llegar al camino correcto hay que saber resurgir hasta de tus propias cenizas, y como se suele decir, andando y aprendiendo.

Y, si, por el contrario, escoges la primera opción que he presentado, lo más probable es que te encuentres “solo”, sin ningún grupo, pues, a esta sociedad de borregos no le gusta la gente que se sale del corcel, aunque, lo que en verdad les disgusta es perder el poder sobre la gente. Como dice aquella vieja canción a la gente no le gusta que uno tenga su propia fe. En un principio te parecerá encontrarte en uno de los peores momentos de tu vida, no es por alarmar, pero por propia experiencia puedo decir que es así, pero, según va avanzando el tiempo, te das cuentas de que de esa “soledad” en la que te encuentras puedes sacar también cosas buenas. Es un buen momento para conocerte mejor a ti mismo, para ver desde fuera como es todo el mundo a tu alrededor, y lo más importante, te da una perspectiva de la vida que te ayudará a saber quien en verdad quieres ser.

Los años de juventud pueden ser los mejores o los peores, pero lo que no debes perder nunca es tu personalidad, tu yo interior, porque aunque durante un tiempo pienses que no te va a llevar a ningún lado, y optes por dejarlo olvidado en el desván de los recuerdos, llegará un día en el que verás que todo aquello que decidiste hacer para encajar, para ser alguien dentro de un grupo, no sirvió de nada, y entonces buscaras en ti la llave de ese desván en el que dejaste tu yo interior, y correrás a recuperarlo. Y ¿sabéis qué? Que por muchas veces que reniegues de él, nunca se va ir, tal vez, en alguna ocasión te cueste un poco más encontrarlo, pues con los años también va cambiando, pero si de verdad lo quieres siempre vas a encontrar la manera de volver a llegar a él. c