Desde el 11 de septiembre la situación mundial ha cambiado drásticamente: para luchar contra el terrorismo las Fuerzas Armadas de EEUU cuentan con la tecnología bélica más puntual y nuevos proyectos que están siendo desarrollados haciendo entrever una hegemonía mundial sin precedentes como demuestra la guerra de Ucrania
El objetivo de incorporar al ejército todas las ventajas de avanzados sistemas electrónicos y de las nuevas tecnologías de la información es reducir el tiempo entre la identificación de un objetivo y su eliminación, aumentar la rapidez y la eficacia de la proyección del ataque, incrementar la precisión del golpe y mejorar la transmisión de la información para hacer más eficaz el proceso. Muchas de las nuevas incorporaciones armamentísticas se probaron ya en conflictos anteriores, como la Guerra del Golfo o la de Kosovo. El presupuesto general para defensa es de 48.000 millones de dólares (un incremento del 15%).
La Fuerza Aérea va a adquirir: un nuevo proyecto que actualmente está en desarrollo, el Sea Shadow, que incorpora “inteligencia artificial”, piloto automático y nuevos diseños de casco (prácticamente invisibles para los radares); el F-22 Raptor (el primer avión furtivo de combate aire a aire); el Joint Strike Fighter (avión de combate para ataques conjuntos) junto a sus tres variantes, y el C-17 Globemaster III que se trata del avión de carga más moderno y que tiene una autonomía de vuelo que supera a otros modelos.
Se destinará parte del presupuesto para el desarrollo de nuevas bombas inteligentes. Estos proyectiles están guiados por láser o por satélite y cuestan entre 20.000 y 200.000 millones de dólares. La ventaja que tienen es que han conseguido disminuir ampliamente el número de muertos civiles y la cantidad de toneladas necesarias para destruir un objetivo. Sin embargo, no han evitado los errores causados por fallos humanos, el mal tiempo o interferencias electrónicas. Para ello se van a fabricar las bombas de pequeño diámetro o SDB, de unos 100 kilos de peso y que permitirán a los aviones cargar más munición y atacar al mismo tiempo distintos objetivos.
Finalmente, para la Fuerza Naval, se quiere incorporar el portaaviones nuclear Ronald Reagan (el noveno de la clase Nimitz), el cual va acompañado de fragatas, destructores, submarinos y buques suministros. Además, se pretende que los submarinos armados con misiles de largo alcance Trident sean capaces de portar 150 misiles de crucero y fuerzas especiales.
También se van a incorporar nuevos accesorios y entre ellos destaca el VMADS, que es un prototipo, pero se utilizará para dirigir un rayo delgado de energía electromagnética hacia un pequeño grupo de personas para provocar un pequeño dolor pero sin causar daños permanentes.
Y no sólo eso, sino que van a destinarse algo más de 8.000 millones de euros para la investigación, desarrollo y pruebas del escudo antimisiles. Sin olvidar que una gran parte del presupuesto estadounidense se invertirá en defensa química y biológica.
No es necesario comentar que el gasto militar de los estadounidenses es superior al de los demás países. Esta evidencia nos hace suponer que EEUU dispone de todo el poder, simplemente porque tiene los recursos económicos suficientes y una mentalidad claramente expansionista y con ansias de dominio.