Menos plástico y más pepitas de aceituna

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El océano, fuente de vida, sigue siendo uno de los lugares más misteriosos y maravillosos de la tierra, aunque si seguimos contaminándolo nos cargaremos el planeta.

El océano se ve muy amenazado por la contaminación humana, y por causas naturales. Existen pruebas de que los océanos han sufrido mucho por el hombre desde la época romana. Sin embargo en la actualidad, la degradación se ha acelerado muchísimo en estos últimos tres siglos, a medida que han aumentados los vertidos de la industria, de la agricultura y de las ciudades costeras. Antiguamente el ser humano creía que debido a la inmensidad y a la profundidad del océano podría utilizarlos como vertedero de basura, desperdicios y sustancias químicas, sin límites, y que las consecuencias serían mínimas. Como hemos podido comprobar, pensar así ha sido un error.

Hay diversas formas de contaminación oceánica aunque la mayor parte de la proviene de fuentes terrestres: el petróleo, el aceite, la suciedad, las fosas sépticas, casas, vehículos a motor,… Algunos de los que más contaminan proceden de la actividad humana son los plaguicidas, los herbicidas, los fertilizantes químicos, los detergentes, los hidrocarburos, las aguas residuales, el dichoso plástico. El derrame de petróleo,  de desechos tóxicos, y de plásticos, entre otras cosas han estado contaminando el océano. Todos los días se vierten toneladas de residuos de basura en nuestros mares.

Un dato curioso es el de las colillas que permanecen doce años en la naturaleza, seguimos viendo el papel principal del hombre en la contaminación.

En la actualidad, podemos ver la zona muerta del tamaño del estado de Nueva Jersey que se forma cada verano en el delta del rio Mississippi, o en la extensión de 1.600 kilómetros de plástico en descomposición  en el Pacífico Norte. Pero no nos vayamos tan lejos, nuestro precioso mar Cantábrico se enfrenta a importantes problemas, como la contaminación, la sobrepesca, la extracción de arenas del fondo marino y la construcción de grandes puertos. Los malditos emisarios submarinos por los que se supone que los residuos se diluyen mar adentro aunque los submarinistas han podido comprobar que no crece nada cerca de ellos.

Muchísimas aves y mamíferos marinos mueren cada  año por la contaminación del océano, sobre todo por el desecho que más encontramos en nuestros mares: el dichoso plástico, muy perjudicial ya que no se descompone fácilmente y muchas veces los animales marinos lo confunden con comida y fallecen. Muchos delfines y marsopas quedan atrapados en redes de pesca desechadas y mueren. No podemos olvidar tampoco la desertización de los mares, gracias a la sobrepesca, otro punto muy importante por el que el mar pierde vida.

La situación marina es cada día más grave, por eso debemos hacer algo por nuestro océano lo antes posible o sufriremos nosotros mismos las consecuencias.

Sigamos con el ejemplo de un arquitecto valenciano y una diseñadora brasileña que han creado un material biodegradable y reutilizable, hecho con huesos de oliva, que pretende ganar la batalla contra el plástico. Todo un ejemplo a seguir. Si todos empezáramos a contribuir así con nuestro mar, pasito a pasito conseguiríamos vivir en un planeta mejor.

www.elcomercio.es;www.nationalgeographic.es;www.lineaverdehuelva.com

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