A dos años de la invasión de Ucania, Putin avanza ante la disuasión debilitada de Europa y EE. UU. Dos años después del inicio de la invasión rusa a Ucrania, el panorama geopolítico se ha transformado significativamente. Si bien Ucrania ha resistido con tenacidad, Putin ha logrado avances territoriales en el este del país, aprovechando la disuasión debilitada de Europa y Estados Unidos.
Occidente ha perdido credibilidad y, lo más importante, implicación por varios factores. Falta de unidad en la respuesta occidental. Las diferentes prioridades y agendas entre los países europeos han dificultado una respuesta contundente y unificada. El riesgo de una escalada del conflicto a una guerra nuclear ha limitado la acción militar directa por parte de la OTAN. La prolongación del conflicto ha generado cierta fatiga entre la población y los gobiernos occidentales, lo que podría afectar el apoyo a Ucrania a largo plazo.
El resultado lo vemos cada día en el telediario. La invasión rusa ha puesto en jaque el orden internacional basado en las normas y el derecho internacional. Se ha producido un aumento del gasto militar en Europa y una revalorización de la OTAN. La guerra ha provocado una grave crisis humanitaria en Ucrania, con millones de desplazados y refugiados.
Todo ello abre grandes incógnitas en la guerra de Ucrania y en las relaciones entre occidente y Rusia y sus socios en otros conflictos.
¿Hasta dónde llegará Putin?: No está claro si Putin se limitará a las regiones del este de Ucrania o si buscará extender su control a otras zonas del país.
¿Cómo responderá Occidente?: La respuesta occidental a las futuras acciones de Putin será crucial para determinar el curso del conflicto.
¿Cómo se alcanzará la paz?: No hay una salida fácil a la guerra, y el camino hacia la paz parece largo y tortuoso.
En este contexto, es fundamental que Europa y Estados Unidos fortalezcan su unidad y capacidad de disuasión, a la vez que buscan una solución diplomática al conflicto que respete la soberanía e integridad territorial de Ucrania.
Como decía esta semana Josep Borrell, el jefe de la diplomacia europea, Ucrania necesita armas o el mundo no volverá ser igual y Europa se enfrentará a nuevas amenazas.