Mandame Guillotine

“En un parpadeo, se decapita a la persona, que no siente más que frescura” Joseph Ignace Guillotin

En el siglo XVIII, con el triunfo de la Ilustración, los juristas y hombres de letras se replantearon los privilegios de la aristocracia, el uso de las torturas y la pena de muerte. Fue Joseph Ignace Guillotin quien el 10 de octubre de 1789, en plena Revolución Francesa, hizo una propuesta de igualdad ante la ley en lo concerniente al derecho penal: “Los delitos del mismo género se castigaran con el mismo genero de pena, sean cuales sean el rango o condición del culpable”. Este principio, ahora aparentemente natural, fue revolucionario en Francia y tardó años en ratificarse en otros países puesto que, antiguamente, las autoridades en su afán por conseguir la obediencia a la ley y al rey absolutista, recurrían a una justicia ejemplar destinada a aterrorizar y castigar al pueblo llano con el sistema de pena de muerte precedida de terribles torturas a los presos con el pretexto de obtener confesiones. Los nobles estaban exentos de torturas o maltratos físicos o psicológicos, y cuando eran condenados a muerte, eran decapitados, un método rápido y, aparentemente, indoloro si lo realizaba un experto. En cambio, los hombres y mujeres del pueblo eran brutalmente ejecutados: ahorcados, desmembrados o quemados en la hoguera. Estas ejecuciones solían ir precedidas de las torturas que el juez considerará necesarias, y se llevaban a cabo en público. Sufrían latigazos, les depositaban ruedas de más de 100 kilos encima, les rompían todos los huesos largos del cuerpo o, incluso, les arrancaban distintas partes del cuerpo con tenazas.

Guillotin propuso que se utilizará la decapitación en todos los casos de pena capital sea quien fuere el culpable.

Tanto la prohibición del uso de la tortura como que la pena capital se ejerciera cortando el cuello fueron aprobadas por la Asamblea Constituyente introduciéndolo, con otros muchos cambios, en el código Penal de 1791.

Como los métodos utilizados hasta ese momento para separar la cabeza del cuerpo eran el hacha o la espada que dependían mucho de la pericia del verdugo, Guillotin propuso utilizar un aparato con “un mecanismo que cortará la cabeza en un abrir y cerrar de ojos”.

El cirujano Antoine Louis, en el mes de marzo de 1792, recibió el encargo de diseñar dicho aparato y junto con Tobías Schmidt, un fabricante de arpas, crearon la guillotina a partir de aparatos similares que ya se venían utilizando desde el siglo XIII en diversos países de Europa para aplicar la pena de muerte a los reos de clase alta. Mejoraron su diseño y funcionalidad utilizando una cuchilla con filo oblicuo “para que corte limpiamente y alcance su objetivo” según dijo el propio Louis y un mes después ya estaba instalada la primera guillotina en frente del Ayuntamiento de París.

La primera persona en ser ejecutada por medio de la guillotina fue Nicolás-Jacques Pelletier, condenado por robo a mano armada. Según las crónicas de la época fue llevado a la plaza frente el Ayuntamiento de París el 25 de abril de 1792, con una gran multitud ansiosa por ver cómo funcionaba la máquina. Bajo la atenta mirada de todos los presentes, lo subieron al cadalso y lo colocaron en la máquina. La hoja de la guillotina se soltó, enviando su cabeza a una canasta de mimbre. Se rociaron con serrín las manchas de sangre de la plataforma de madera y el espectáculo se dio por terminado prácticamente cuando acababa de comenzar con lo que muchos se sintieron decepcionados porque esperaban que sucediera algo más sangriento. La opinión general del suceso es que era demasiado “clínico e insensible”.

Durante la Revolución Francesa la gente estaba muy descontenta con el funcionamiento de la guillotina. Estaban acostumbrados a las anteriores formas de ejecución, mucho más lentas y crueles. De hecho, entre la multitud se escuchaban llamadas para el restablecimiento de los antiguos métodos de ejecución. A pesar de las protestas, se inició la construcción de más guillotinas en todo el país. Esto permitió que las ejecuciones se llevaran a cabo de manera más rápida y eficiente.

La guillotina se convirtió en símbolo de la política de terror desencadenada por la Revolución Francesa pero se siguió utilizando en Francia hasta 1977 aunque, a partir de 1939, las ejecuciones dejaron de ser públicas debido a que en el ajusticiamiento de Eugen Weidham se reunieron los medios de comunicación y una gran multitud fuera de la prisión de Saint- Pierre en Versalles para presenciar el espectáculo, y después de llevarse a cabo la ejecución los miembros de la frenética multitud se lanzaron al suelo para empaparse de sangre y frotar sus posesiones personales en ella para sus recuerdos macabros.

CURIOSIDADES

-Joseph Ignace Guillotin era médico y contrario a la pena de muerte pero era consciente de que iba a ser imposible conseguir su abolición así que planteo un método menos doloroso para la misma.

-Fue el rey Luis XVI quién firmo en 1792 el decreto por el que se instituía la decapitación por guillotina como el método oficial de imponer la pena de muerte en Francia, un año antes de ser guillotinado.

Su esposa, la famosa reina María Antonieta, también fue guillotinada en la misma plaza 7 meses después.

– El diputado Robespierre, uno de los líderes de la Revolución Francesa, voto en contra de que siguiera vigente la pena de muerte en la Asamblea Constituyente, sin embargo voto a favor de la sentencia de muerte de Luis XVI alegando: “el sentimiento que me obligó a pedir a la Asamblea Constituyente, en vano, la abolición de la pena de muerte es el mismo que me impulsa hoy a pedir que esta pena se aplique al tirano”.

– Robespierre también probo la guillotina en sus propias carnes en 1794.

– Durante casi dos años de gobierno revolucionario se ejecutaron con la guillotina en toda Francia a 16.594 personas, solo en París cayeron 2.622.