La olimpiada del botellón

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Jóvenes de toda España organizaron para el viernes 17 de marzo una competición entre ciudades para ver qué ciudad celebraba el botellón más multitudinario. La convocatoria se llevó a cabo a través de mensajes a móviles y correos electrónicos. Las autoridades se hicieron cargo de controlar a estos jóvenes por seguridad pública.

Hace unos años el botellón, las concentraciones de personas que ocupan el espacio público para consumir bebidas alcohólicas al aire libre, comenzó como un fenómeno interesante de ocio barato, de encuentro informal con los amigos, lejos de los agobiantes locales cerrados y abarrotados… de todo. Es un derecho que quieren tener los jóvenes para divertirse y negarse a pagar la bebida en locales o bares por su alto precio. Pero a los jóvenes se les plantea un problema originado en aquellos a los que la edad, no les hace participes de esta forma de diversión, y a los cuales el ruido, que los jóvenes se orinen en las calles y que, además destrozan el mobiliario urbano, les provoca un rechazo hacia el fenómeno.

Como protesta a las prohibiciones subsiguientes, grupos de jóvenes han lanzado un desafió que han dado en llamar “macro botellón” en el que su objetivo es reunir al mayor número posible de personas bebiendo en la calle en un solo un día, y que sirve como reivindicación de lo que consideran un derecho, prohibido por la ley, y que se castiga con una multa de 300 euros.

Muchas ciudades de toda España han celebrado este fenómeno. Algunas de ellas muy preparadas para permitirlo y encauzarlo, caso de Granada, que opto por autorizar el “macro botellón” en un solar con carpas desde primeras horas de la mañana, esto todo antes de la presencia de los jóvenes. Hubo mucha seguridad por parte de la autoridad. Por el contrario, en ciudades como Barcelona y Madrid los ayuntamientos elaboraron un dispositivo para disuadir del consumo de alcohol en la vía pública. En general, existió mucha vigilancia policial tanto municipal como nacional para garantizar la seguridad y los derechos al descanso de los vecinos, asi que no se produjeran altercados ni destrozo en el mobiliario urbano y en bienes privados, ni se viera afectada la salud pública.

La fecha de esta primera competición entre ciudades por el mejor “macro botellón” ha coincidido con las fiestas de Valencia, las “Fallas” , esto es, en un momento en que ya existe la fiesta, el alcohol y el desfase total de todos los ciudadanos para esta gran fiesta. El pique entre ciudades por organizar el “macro botellón” empezó por intentar vencer el record de Sevilla. Al reto se en enfrento Valencia que pensó, que estando en plenas fiestas podría hacer frente al desafió con garantías. De ese pique empezaron las convocatorias a través de mensajes a móviles y correos electrónicos entre la gente. Este es también un tema que pretenden investigar la Confederación de Asociaciones de Vecinos de Andalucía (CAVA) para determinar las responsabilidades en la convocatoria de manifestaciones ilegales.

Después de que al final no se pudiera impedir por parte de las autoridades el “macro botellón” por acudir tantos jóvenes a los botellones de cada ciudad y no poder multar a todos los presentes, ellos en su obligación velaron por la seguridad y vigilaron los actos vandálicos que pudieran ocurrir. El único acto grave que ocurrió fue en Barcelona, en el que unos jóvenes lanzaron objetos a la policía y ocasionaron destrozos convirtiendo el barrio del Raval en una batalla campal que se saldó con 54 detenidos y 69 heridos.

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