Se
llama Guillermo Nagore es navarro y quizás un periodista diferente, navarro de
nacimiento, nómada de residencia desde hace dos meses, y hombre 2.0 para poder
transmitir su mensaje de fe y de esperanza a cientos o miles de personas.
Todo comenzó hace algo menos de dos meses, cuando salió de Finisterre con un
objetivo que es el concienciar a la población sobre la necesidad de una
política de estado en torno al mal de cabeza, el Alzheimer, porque para los
enfermedades no hay crisis que valga.
“Vivo el día a día” comenta Guillermo a uno de los periódicos que se preocupan
por difundir la gran travesía de este aventurero periodista;“ esta sociedad ha
asimilado al Alzheimer como una enfermedad de segunda clase, sí es una
enfermedad que está pero que es algo que le pasa a los persona cuando se van
haciendo mayores”, su vocación la de escribir, la de contar lo que su corazón
siente y lo que su cabeza piensa, lo ha querido compartir con aquellos con los
que cada día luchan por “malvivir” con esta aberrante enfermedad.
La memoria, como dice el proyecto, es el camino, un camino que comenzó en
Finisterre pero que acabará diez meses después en Jerusalén, no sin pasar por
tierras cántabras, el paraíso de mar, de montañas y de pueblos increíbles en el
que Nagore se quedó impresionado, su actividad durante la corta estancia de
apenas tres días en nuestra tierra tuvo oportunidad de estar con los pacientes
de dos centros de día que gestiona AFA (Asociación de Familiares de Alzheimer
en Cantabria) en total unos 43 pacientes que llevan años reclamando la
ampliación de servicios para poder unificar y conseguir un centro digno y una ampliación
de plazas.
A su llegada a su tierra natal, familiares y amigos le esperaban con la cara de
sorpresa y de orgullo, y allí estaba su madre, esa mujer de hierro que había
superado seis operaciones de quimio-según dicen de tal palo, tal astilla- y que
ese día estaba con él para recorrer 100 metros de la Memoria es el Camino, no
sin la ayuda de la impulsora de este gran evento como es CEAFA (Confederacion
Española de Asociaciones de Familiares de Personas con Alzheimer y otras
Demencias).
Hoy, camino de la frontera francesa, Guillermo no se olvida de que todavía
queda mucho camino por recorrer, esto es solo el principio que le llevará a
lugares inhóspitos y peligrosos como la derruida Grecia, cada vez más hundida
en el caos de una gravísima crisis institucional y económica o la temible
Siria, por la que estará una semana para poder llegar a su ansiado destino,
Jerusalén.
Guillermo no está solo, en su camino le acompaña más de 3 millones de personas,
esas a las que él representa y que necesitan que alguien luche por ellos, ya
que ellos cada segundo están intentando no olvidar lo imborrable.
Habrá y hubo días en la que la luz no brille, habrá y hubo momentos en los que
caerse es fácil porque las agujetas no perdonan, por desgracia no somos de
acero, somos mortales, pero el levantarse es obligatorio, Guillermo.
Y a pesar de que la memoria es el perfume del alma, el camino es el sustento
que le da olor y esperanza, quizás hoy no, mañana tampoco pero algún día este
hecho será recordado no por lo que es sino por lo que representa, la lucha de
superación por hacerle frente a un maldito alemán que quiso fastidiar a muchas
vidas anónimas.
