La cueva de Altamira se encuentra localizada entre los términos municipales de Santillana del mar y Reocín, dentro de la Comunidad Autónoma de Cantabria, muy cerca de la ciudad de Torrelavega. La cueva se abre al norte y desde ella el mar no está mas lejos de tres kilómetros.
Fue descubierta por Marcelino Sanz Sautuloa junto a su hija María Justina en el verano de 1880 mientras daban un paseo por la zona y después de más de un siglo, concretamente en el año 1985 fue declarada patrimonio de la humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, conocida abreviadamente como Unesco.
En el interior de la cueva se puede observar diferentes tipos de pinturas de animales como, por ejemplo: Bisontes, ciervas, cabras, caballos… y también otro tipo de arte como manos o signos e incluso máscaras. Algunas eran grabados en la roca con herramientas que la iban desgastando poco a poco hasta conseguir los relieves, mientras que otras se pintaban con carbón o con pintura de color rojizo. También jugaban con el relieve de las paredes para dar forma a su arte, por ejemplo, buscaban partes de las paredes o del techo que pudieran formar una parte del dibujo que querían y a partir de ella terminaban el dibujo. Así aparecen ciervas embarazadas aprovechando salientes de roca. Las pinturas más famosas de Altamira se han datado en el periodo Magdaleniense hace unos 15.000 años, aunque existen evidencias de ocupación de las cuevas de hasta 22.000.
Los bisontes polícromos son el distintivo de Altamira. Se encuentran en el techo de una sala unida al vestíbulo de la cueva, compartiendo espacio con diferentes actividades del día a día de los habitantes de la cavidad, por eso quienes pintaban los animales estaban cerca de la gente que cocinaba, trabajaba o jugaba. Aquí encontramos además de bisontes, manos en positivo y negativo, o grandes caballos.
LA NEOCUEVA: Esta es una réplica exacta de la verdadera cueva, cerrada al público por la existencia de unos microrganismos que han aumentado su presencia debido al cambio en el microclima de la cueva. Estos microorganismos al aparecer se van comiendo el pigmento de las pinturas rupestres.
Dentro de la neocueva podemos ver una recreación casi perfecta de las condiciones ambientales que hay en la cueva real, así la temperatura es la misma, la humedad es la misma, al igual que las alturas e incluso las estalactitas y estalagmitas que podemos encontrar en el interior de la roca.
SOBRE SU DESCUBRIDOR: Marcelino Sanz De Sautoloa fue un adelantado a su época, cuando él dijo que había encontrado una cueva con pinturas del paleolítico la gente le tomo por un loco. Por eso la existencia de la cueva fue obviada desde 1880 hasta 1902 que fue cuando el famoso arqueólogo francés Emil Cartahilac, uno de los arqueólogos franceses más relevantes de esa época, aceptó a regañadientes ir a ver la cueva de Altamira. Cuando Cartahilac vio las representaciones rupestres de la sala de los polícromos no tuvo más remedio que decir que la cueva era autentica. Ante esto la gente respondió con una entrada masiva a la cavidad con casi 180.000 visitantes al año, lo que suponía unas cifras históricas para la entrada a una cueva que años antes había sido ignorada. por todo el mundo.
Bibliografía:
- Cuevas con Arte Paleolítico en Cantabria. Altamira. Carmen de las Heras, Jose Antonio Lasheras. Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira. CAEAP. 2010.
- Visita a la Neocueva el 19 de Abril de 2022.