Freda Josephine McDonald, nacida en St. Louis, Misuri el 3 de junio de 1906, vivió una infancia dura, marcada por la pobreza, los abusos y el abandono de su padre a edad muy temprana lo que la llevo a dejar sus estudios y ponerse a trabajar. Durante esta época viviría muy de cerca una época muy dura para los ciudadanos afroamericanos, presenciando a los 11 años la conocida Masacre de St. Louis, en la que, durante dos días en Julio de 1917, cientos de ciudadanos de color fueron asesinados, expulsados y masacrados en esta ciudad. Se casaría dos veces y adoptaría como apellido el de su segundo marido Willie Baker, guitarrista de blues.
Empezó a trabajar a bailar en las frías calles de St. Louis, teniendo claro que esta facilidad para la danza que la ayudaba a sobrevivir seria lo que la `podría sacar de la pobreza, lo que la llevaría a unirse a un grupo de vodevil y a una compañía, The Dixie Sttepers, quien la haría mudarse en 1919 a New York. Sera en esta ciudad donde la descubrirán para un espectáculo formado solo por personas negras en Paris. Al igual que muchos artistas afroamericanos de Estados Unidos emigro a Francia con el fin de escapar de la segregación racial.
Fue en 1926, con 19 años, cuando saltó a la fama cuando se presenta al Folies Bergere, donde sorprendió al público con un espectáculo muy distinto a lo que se presentaba en este cabaret parisino : El Danse Sauvage ( Danza Salvaje), donde hizo su aparición con un atuendo compuesto solo por un sostén y una falda hecha de bananas con piedras brillantes y un collar de perlas, dejando atónitos a todo el público con un provocativo baile donde meneaba las caderas y cruzaba la piernas al estilo charlestón.
“El baile de la banana” seria lo que la convertiría en una estrella marcando la fascinación del público francés por la “Venus de Bronce”.
Josephine Baker no sería conocida solamente por ser una artista de cabaret, sino que protagonizaría 4 películas entre los años 1927-1940, algo muy poco común para la época en artistas de color y que de haberse quedado en Estados Unidos nunca hubiese logrado.
Al estallar la II Guerra Mundial (1939-1945) Josephine Baker deja a un lado todo lo que la hizo famosa en la actuación y vestuarios para ponerse un uniforme militar y unirse a la Resistencia contra Alemania convirtiéndose en subteniente de Auxiliar de Mujeres de la Fuerza Aérea francesa.
Aprovecharía su fama para ser espía de los Aliados, del líder francés en el exilio Charles de Gaulle para obtener información sobre el dictador italiano Benito Mussolini, donde usaría sus contactos en las embajadas para obtener información de los movimientos de las tropas enemigas que logro enviar sus informes a Londres camuflados entre sus partituras escritos con tinta invisible. Lo que la llevaría a ser condecorada por Charles de Gaulle con la Legión de Honor y la Medalla de la Resistencia.
Activista de los derechos civiles, será en 1963 cuando con la ayuda del fiscal general Robert Kennedy pueda volver a Estados Unidos y participar en la famosa Marcha en Washington junto con Martin Luther King, líder del movimiento de los derechos civiles en su discurso “Yo tengo un sueño”, Josephine Baker fue la única mujer que se dirigió a la audiencia, lo hizo con su uniforme militar francés. No sólo habló en ese discurso, sino que también actúo contra la discriminación racial y religiosa.
Mostraba su valentía al enfrentarse a las políticas segregacionistas de su época al insistir que sus espectáculos fueran abiertos a todo tipo de público durante algunas de sus giras en Estados Unidos, rechazando actuar en lugares donde no pudiesen acceder el público negro.
Pero ni siendo una persona famosa pudo evitar vivir el racismo en su propio país, donde algunos hoteles no la dejaban entrar y seria en 1951 donde se la inscribiría en la lista de personas non gratas del del Gobierno y del FBI por denunciar por racismo al dueño del Stork Club de New York.
Falleció en 1975 a causa de un derrame cerebral y fue enterrada en el Principado de Mónaco donde vivió sus últimos años bajo la ayuda de la Princesa Kelly, siendo enterrada con honores militares en Francia.
El pasado 30 de noviembre, cuarenta y seis años después de su muerte, a petición de su familia, así como de sus admiradores en Francia, se convirtió en la sexta y primera afro ascendiente en ser honrada en ingresar en el templo de “los grandes hombres” y muy tardíamente de las grandes mujeres de la República Francesa.
Su ataúd a modo simbólico, sus restos siguen en su tumba del Principado de Mónaco, fue llevado por miembros de la Fuerza Aérea de Francia, conmemorando así su papel en la Resistencia Francesa durante la Segunda Guerra Mundial.
Es la primera artista inmortalizada junto a personajes de la talla de Víctor Hugo, Emilie Zola y Marie Curie
El actual presidente francés Emmanuel Macron, aceptó la solicitud para rendir este homenaje a Josephine Baker promovido tanto por su familia como por sus admiradores para reconocer que “la vida entera de Baker se dedicó a la doble búsqueda de la libertad y la justicia”
BIBLIOGRAFIA:
https://historia.nationalgeographic.com.es/a/josephine-baker-diosa-ebano_15681