Este 2020 ha estado repleto de noticias sorprendentes que no han dejado a nadie indiferente. Nos hemos topado con una pandemia mundial, y ahora, ¿podrían existir evidencias que afirmarían la aparición de vida en Venus?
Ya en septiembre del año 1967, el astrofísico Carl Sagan, publicó en la revista Nature un artículo cuyo titular ya nos podía advertir sobre lo que ahora, cincuenta años más tarde, es noticia a nivel mundial. Este artículo poseía el nombre de “¿Vida en las nubes de Venus?”.
Solamente al encontrar una noticia sobre este tema y leer su titular, como seres curiosos que somos y que buscan respuestas en el universo del que formamos parte, la mayoría de nosotros lo primero que hemos hecho ha sido asombrarnos de los misterios del cosmos y tener esas ansias de conocer y aprender sobre todo aquello que nos rodea. Pero no debemos dejarnos llevar por nuestra emoción y ser totalmente parciales para tratar temas de vital importancia y posible trascendencia en la historia de toda la humanidad.
Aunque en el pasado, Venus, podría haber sido un planeta muy prospero para la vida, por sus temperaturas, la existencia de una atmosfera, el agua que hubo en su superficie y sus similitudes con la Tierra. A causa de la gran aparición de gases de efecto invernadero se convirtió en un verdadero infierno. A pesar, de no ser el planeta más cercano al sol, es en la actualidad el planeta con mayores temperaturas de nuestro sistema solar, siendo está de más de 400 grados en la superficie, y poseyendo una presión, aproximadamente, 100 mayor a la de la Tierra. Además, su atmosfera es muy densa y tóxica para nosotros, por sus grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2) y por sus nubes de ácido sulfúrico (H2SO4).
Científicos de la Universidad de Cardiff han llevado a cabo un descubrimiento que nos puede llamar mucho la atención, han determinado que en las nubes ácidas del planeta Venus hay altos niveles de fosfano, una molécula compuesta por un átomo de fosforo y tres de hidrogeno. Esta molécula aunque puede surgir, por ejemplo, de la actividad volcánica, hay pocos de estos mecanismos que la pueden producir en grandes cantidades de manera no biológica, por lo tanto, se la denomina un “biomarcador”.
Es totalmente sorprendente que en un planeta como Venus que actualmente es un completo infierno, dado sus temperaturas, hayan encontrado grandes cantidades de este biomarcador y que en la atmosfera, a unos 50 kilómetros respecto a la superficie del planeta, sus temperaturas bajen hasta alcanzar aproximadamente los 30 grados, esto nos puede llevar a pensar, ¿y si antes de que Venus se haya convertido en una verdadera olla a presión, sí que existía la vida en este planeta?¿Y si esos organismos que quizás vivían en la superficie del planeta han conseguido encontrar otro sitio donde habitar y se hayan acostumbrado a este nuevo ambiente?¿Y si solamente ese fosfano sea producto de mecanismos no biológicos como las erupciones volcánicas?
Lo único que tenemos que tener claro es que el universo está repleto de numerosos misterios que nos producen ese afán de conocer, y que aunque solamente este fosfano sea producido por algún mecanismo no biológico aún desconocido, este nuevo descubrimiento quizás nos ayude en un futuro, y así algún día en el futuro de la humanidad poder dar respuesta a todas aquellas preguntas que como humanos nos han fascinado y atormentado por partes iguales.
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