Hace unos meses, las redes sociales se llenaron de fotos negras. Al principio, pensé que era un error de conexión. Pronto me di cuenta que era algo intencionado.
Desde hace años practico baloncesto. Sigo en Instagram a muchos deportistas y jugadores de la NBA. Ese día, la mayoría de ellos tenían sus historias en negro y los comentarios de sus publicaciones estaban relacionados con el racismo. Entonces, me pregunte: ¿Por qué se han puesto todos de acuerdo justo ahora? Investigando, encontré muchísima información:
A finales del mes de mayo George Floyd, un afroamericano de 46 años que trabajaba como vigilante de seguridad, fallecía en la ciudad de Minneapolis, en Estados Unidos, durante su detención en un suburbio de la periferia. Uno de los policías que lo estaba arrestando se arrodilló con tanta fuerza sobre su cuello, que acabó por matarlo. Floyd iba a ser detenido por falsificar presuntamente un billete de 20 dólares. La dramática escena de la detención fue grabada en vídeo y esas imágenes recorrieron todo el país como una mecha encendida. Era la gota que colmó el vaso. Tres meses antes, otro hombre negro, Amauhd Arbery, de 25 años, fue tiroteado en Georgia por un policía cuando salía de su domicilio para correr un rato. El agente confundió a Arbery con un sospechoso de robar en casas de la zona. Fue por esas fechas cuando en Nueva York un ciudadano de color de 41 años con problemas mentales murió asfixiado por la policía mientras le presionaban la cabeza envuelta con una bolsa de plástico contra la acera. El vergonzoso vídeo de este suceso también salió a la luz.
Demasiados “errores” policiales y mucho cabreo entre la comunidad negra. Tanto era el enfado que, al comenzar el verano, poco después de la muerte de Floyd, las calles explotaron. Hubo protestas, enfrentamientos con la policía y graves disturbios en lo que se ha calificado como un serio y triste rebrote del racismo en Estados Unidos. Medio país se puso en pie de guerra y el otro medio, conservador y blanco, miraba para otro lado y defendía las actuaciones policiales. Ha sido tristemente una de las noticias del año.
El racismo ha sido siempre un problema no resuelto del todo en Norteamérica. Hasta mediados del siglo pasado a las personas de color no les estaba permitido viajar en autobús o utilizar los medios de transporte público cuyos asientos estaban reservados a las personas de raza blanca. Tampoco podían votar o entrar a un restaurante de blancos y los niños negros tenían prohibido estudiar en colegios de niños blancos. Hoy en día parece increíble que esas prohibiciones fueran ciertas. Pero lo eran y estuvieron vigentes durante décadas.
Afortunadamente la comunidad negra ha conquistado a fuerza de una intensa lucha social y muchos años de batallas legales los mismos derechos que cualquier otro estadounidense, sea cual sea su raza. Personalidades como Martin Luther King o Malcon X en los años sesenta o el propio ex presidente Barak Obama en este nuevo siglo han sido claves en esta cruzada por los derechos de la población negra. Sin embargo, en este 2020 en el que todo parece ir mal, el racismo ha vuelto a enseñar su pata por debajo de la puerta en forma de brutalidad policial. Los datos lo demuestran: en Estados Unidos el 24 por ciento de los muertos a manos de la policía son ciudadanos negros. Según la ONG Mapping Police Violence un ciudadano negro tiene más del doble de posibilidades que uno blanco de morir en un enfrentamiento con la policía.
Menos mal que la sociedad estadounidense parece haber reaccionado. Este verano han sido muchas las celebridades del país, deportistas, actores, artistas, que alzaron su voz contra esta otra pandemia del racismo. Hasta los propios jugadores de la NBA, mayoritariamente negros, decidieron parar la liga de baloncesto en defensa de sus derechos y contra la impunidad de la policía. Mientras todo esto ocurría el presidente Trump se limitaba a mirar para otro lado y defender la actuación de los agentes de la ley.
Trump pagó cara esta indiferencia: el voto negro en algunos estados fue clave en su derrota electoral de noviembre. El cambio de inquilino en la Casa Blanca a partir de enero abre una puerta a la esperanza para la reconciliación racial, un desafío que George Biden y su equipo tendrá que tomarse muy en serio en un país ahora dividido y enfrentado por el color de la piel.
Afortunadamente, la comunidad negra ha avanzado mucho en derechos a lo largo de las últimas décadas, pero aún queda mucho camino por andar… Estoy segura de que vosotros los jóvenes podéis cambiar el mundo gracias a vuestros grandes valores. No desistáis en el empeño. ¡Enhorabuena por el artículo, Sancho!
Enhorabuena Sancho, un trabajo muy interesante y súper bien explicado, tienes toda la razón. Es muy importante este tema ya que tendría que dar igual de que nacionalidad seamos.
Parece increíble que en todavía hoy en día tengamos que hablar de violencia racista en uno de los países más desarrollados del mundo sino el que más. El COVID ha acaparado tanto la atención que se nos había olvidado que el mundo sigue girando con problemas tan antiguos y enquistados como éste. Joe Biden tiene ante sí el reto de unir a esta gran nación fracturada y enfrentada por el color de la piel.
Un trabajo muy bien explicado y redactado de un tema tan triste que está ocurriendo actualmente en nuestra sociedad.
Muy buen trabajo, Sancho!!
Espero que deje de hacer racismo en Estados Unidos y en todo el mundo
El racismo en Estados Unidos es un tema actual y muy interesante. Es curioso que uno de los países más adelantados del mundo (según ellos) no consigan erradicar esa brecha racial que separa a los ciudadanos blancos y negros . Como bien se manifiesta al final del trabajo, ahora, con el nuevo presidente electo, los americanos tienen una nueva oportunidad para empezar a solucionarlo.
Enhorabuena por la exposición.
Lo mejor de la vida es que nada es para siempre y tanto el racismo como los Trumposos acabarán siendo historia. Sancho, conocer la historia ayuda a no caer en los mismos errores.