La despoblación rural está en la mente de todos desde hace décadas cuando se habla de la “España vacía”.
El descenso de la población puede provocar la desaparición de algunas poblaciones. Por ejemplo, 25 pueblos desaparecieron en menos de 10 años (2008-2015). En áreas escasamente pobladas, envejecidas y dispersas, es más difícil mantener los servicios y equipos que los gobiernos locales ya no pueden proporcionar o que políticamente no son rentables para ellos. Como resultado, los pueblos son cada vez más pequeños, es decir, con poblaciones más pequeñas, mientras que las ciudades son cada vez más grandes.
El peso de la llamada España en la estructura económica, social y laboral del país se ha diluido a medida que ha ido perdiendo gente durante el último siglo. Así lo ilustra el informe “Despoblación del interior español” de la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas), que constata que 23 provincias han perdido la mitad de su peso en población, economía y empleo en 70 años: serán Castilla y León ( Ávila, Burgos, León, Palencia, Salamanca, Segovia, Soria, Valladolid y Zamora), tres de Aragón (Huesca, Teruel y Zaragoza), cuatro de Castilla-La Mancha (Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Guadalajara), dos de Extremadura (Badajos y Cáceres), dos de Galicia (Lugo y Ourense), dos de Andalucía (Córdoba y Jaén) y La Rioja. Entre los factores que explican este deterioro, Funcas cita la mecanización, industrialización y urbanización de la agricultura a partir de la década de 1950, lo que provocó “una fuerte migración del campo a las grandes ciudades”. Este éxodo rural se concentra en los jóvenes, lo que provoca un envejecimiento de la pirámide poblacional de los que quedan, y el crecimiento natural es negativo a la larga.
“Algunas otras provincias están al límite de cumplir con alguno de los dos criterios considerados. Asturias también ha perdido población desde 1950, pero su densidad de población actual -sin contar su capital y habitantes de más de 50.000 personas Ciudades por personas- está por encima de la media nacional Al mismo tiempo, las provincias con densidad por debajo de la media han experimentado un crecimiento demográfico desde 1950: Aravá, Almería, Navarra, Huelva, Lleida y Toledo.Otras comarcas del resto de provincias no incluidas en esta lista también cumplirían ambos criterios para formar parte de la escasamente poblada España, pero el análisis se ha realizado íntegramente con datos agregados por provincias”, explica la agencia.
Así, en 1950, las 23 provincias albergaban el 34,1% de la población española (esto incluye capitales y ciudades de más de 50.000 habitantes), generaban el 26,7% del valor añadido bruto (VAB) y el 33,5% del empleo total. Actualmente, estas cifras están perdiendo peso, representando el 18,1% de la población, el 16,1% del VAB y el 17% del empleo. La mayor parte de sus pérdidas demográficas y económicas se produjeron en las décadas de 1950, 1960 y 1970, y en menor medida en la década de 1980. La población se ha estabilizado desde 1991, con un ligero aumento en la primera década de 2018. Este siglo.
Desde 1950, la tasa de crecimiento anual media acumulada del PIB es casi 1 punto inferior a la media nacional de Soria, Ávila, Cuenca, Zamora, Palencia, Segovia y Ourense Porcentaje, Salamanca, León, Lugo, Badajoz, Huesca, Teruel y Ciudad Real . “La disparidad creada por esta diferencia de casi 70 años en el crecimiento anual es enorme”, abunda Funcas.
Sin embargo, según distintas evoluciones, Funcas encontró no una España vacía, sino tres. El primer grupo tiene el nombre de “España despoblada”, que según Funcas es “despoblada hardcore”. Está formado por Ávila, Cuenca, León, Zamora, Salamanca, Lugo, Ourense, Segovia, Palencia, Soria y Teruel. “Su récord de población es el peor: ha perdido más gente que en ningún otro lugar, menor densidad de habitantes por kilómetro cuadrado, envejecimiento de la población y un impacto adicional: destrucción de empleo muy fuerte”, describió Funcas. Estas provincias siguen perdiendo población en el siglo XXI, a excepción de Salamanca y Segovia.
El segundo grupo, “la España estancada y poco poblada”, está formado por las provincias más pobladas que, según Funcas, han atravesado un importante proceso de inmigración pero no han perdido tantos puestos de trabajo y han mantenido una buena base de población joven: Albacete, Ciudad Real, Badajoz, Cáceres, Córdoba y Jaén.