Urbain Le Verrier empezó interesándose por la química pero más adelante cambio este interés por la mecánica celeste. Fue entonces cuando en el siglo XIX, Gottfried Galle encontró en el firmamento un nuevo planeta, al que llamarían Neptuno.
Le Verrier quería calcular las orbitas de los planetas, para ello empleo la ley de la Gravitación Universal de Newton que enunciaba que el universo se comportaba de manera previsible. Utilizando esta ley y observando el firmamento pudo comprobar que sus cálculos no se equivocaban a excepción de Urano.
Intento ajustar algunas cifras como la masa de otros planetas o sus órbitas pero no dio resultado, así que pensó que otro cuerpo celeste estaba influyendo en la órbita de Urano, entonces calculó la posible masa y órbita que debería tener un supuesto cuerpo para influir en este planeta. Tras varias ecuaciones le pidió a Gottfried Galle, un astrónomo alemán, que observara un espacio concreto del firmamento ahí fue cuando en 1846 se descubrió Neptuno, el primer planeta encontrado con tan solo predicciones matemáticas.
Después de este gran descubrimiento para la ciencia, la ambición de Le Verrier creció junto con su siguiente proyecto. En él quería conocer exactamente las órbitas de los planetas interiores (Mercurio, Venus, Tierra, Marte) y con suerte encontrar perturbaciones en ellas para volver a todos los titulares con un nuevo descubrimiento.
Teniendo en cuenta (como en su anterior trabajo) que no solo el Sol ejerce una fuerza gravitacional hacia los cuerpos celestes sino también sufren esta fuerza entre ellos, Le Verrier calculó las órbitas de estos planetas interiores y pudo observar que todas ellas coincidían, excepto la de Mercurio, el planeta más pequeño y más cercano al Sol. Esto provoco que pensará que esta predicción fallida de los resultados fue provocado por otro planeta aún más cercano al Sol que Mercurio.
Poco después de que se esparció esta idea de un nuevo planeta, Le Verrier se enteró de que un hombre llamado Edmond Modeste Lescarbault, astrónomo amateur, decía haber visto tiempo atrás con su telescopio una sombra con forma circular en la superficie del sol. En ese entonces no existían las cámaras fotográficas y no había más pruebas que la palabra de aquel hombre de que eso era cierto, pero Le Verrier decidió confiar en él y dio nombre a este planeta, Vulcano.
Se dio a conocer la noticia a nivel mundial y lo más curioso fue observar que astrónomos estadounidenses decían no poder observar nada donde supuestamente debería de hallarse el nuevo planeta del Sistema Solar, en cambio, algunos astrónomos europeos afirmaban ver ese planeta donde indicaban los estudios de Le Verrier, esto podría haber sido causado por la sugestión de este suceso, de ser así este podría ser un gran ejemplo de lo que supone no estar expuestos a un entorno objetivo donde poder valor todo lo que ocurre con nuestro criterio propio.
Actualmente, hay personas que reniegan la existencia de este planeta, por el contrario, hay otras que reafirman su existencia, y otras que piensan que su existencia pudo haber existido pero por alguna razón que se desconoce este planeta habría acabado convirtiéndose en pedazos, por lo que algunos astrónomos observan las órbitas del Sol y de Mercurio por si habría algún rastro de Vulcano, este planeta perdido.
Las fuentes que he utilizado para realizar este trabajo han sido:
https://elpais.com/elpais/2019/02/25/ciencia/1551098493_269989.html