Hector Trigo –
En el antiguo egipcio, la gente estaba obsesionada con alcanzar la vida eterna. Se hacían enterrar junto unas formulas mágicas para llegar al más allá, en un viaje para tener una nueva vida.
Tenían una especie de consejos para llevar a cabo este viaje escritos en todas partes: papiro, paredes, sarcófagos e incuso en las vendas de las momias. Estos consejos se llaman: “El libro de los muertos”. Estos textos se escribían en los sarcófagos de la gente importante y comprendían más de 1000 sortilegios con las indicaciones sobre la vida en el reino de Osiris. Allí trabajarían en campos de ofrendas, en ese momento es cuando empiezan a hablar del juicio de los muertos (tercer párrafo). Más tarde aparecieron otras formulas mágicas, en forma de capítulos que formaron parte de estos textos funerarios que se conocen como el libro de los muertos. Un ritual egipcio funerario era el ritual de la apertura de boca que eran una serie de conjuros que realizaba el sacerdote cuando la momia era preparada.
Cuando un egipcio moría, era porque su energía (o Ka) abandonaba su cuerpo. En ese instante, esa energía, dejaba de existir. Ese era el momento en el que el alma se dirigía a los dioses para recibir un juicio. El era llevado ante Osiris y pesaban su corazón junto a una pluma que representaba a Maât, diosa de la verdad y la justicia. Solo si habías sido bueno accedías a una nueva vida. Esto ocurría cuando el corazón y la pluma se equilibraban. Cuando se desequilibraba la balanza e indicaba que habían sido malos, eran lanzados a la diosa Amémet (la tragona) que se representa como un hipopótamo con la parte de atrás de un león y cabeza de cocodrilo.
Los egipcios creían que las representaciones de un objeto tenían la misma función que ese objeto, por lo tanto, creían que la energía o el Ka podría mantenerse en una representación del difunto, por tanto, creían que había que alimentarlo con todo lo que solía formar parte de la vida cotidiana como los objetos de valor o estatuillas o grabados que les representaban.
Se creía que, después de ser juzgados, los egipcios emprendían un viaje subterráneo de oeste a este, como el dios Ra (el sol), que cuando se pone en el oeste, vuelve al este. En este viaje, el muerto, montado en la barca de Ra, tendría que enfrentarse a peligros como Apofis, una serpiente que intenta evitar el avance de la barca de Ra, con romper la justicia y el orden cósmico forzando el caos.
Después de este viaje, el fallecido tiene una de estas posibilidades:
• Ir al campo de paz.
• Acceder al cielo para vivir como las estrellas.
• Estar junto a Osiris en un mundo superior.
• Viajar con Ra en su barca solar.
• O una mezcla de todo lo anterior.
Los egipcios conservaron, durante más de tres milenios sus creencias funerarias, lo cual los llevo a elaborar rituales como la momificación y enterrar a los muertos en recintos funerarios como templos o pirámides.
Imagen National Geographic
la verdad es que esta bastante bien