Todos conocemos de una manera u otra el auge que tuvieron los nazis alemanes a principios del siglo XX (1933-1945) y de su extensión por toda Europa, lo que provoco el estallido de la 2ª Guerra Mundial. En aquel entonces, la Alemania nazi parecía que iba a conquistar el mundo entero con la velocidad con la que ganaba territorios, y esto se debía básicamente por sus fuerzas tanto en aire, tierra o agua. Por otra parte también utilizaban técnicas y estrategias para el combate muy astutas. Todo esto nos hace ver el poder que una ideología, por cruel que sea, puede alcanzar por esos momentos de desesperación y crisis que pueden afectar a un país. El Bismarck, llamado así en honor al canciller alemán Otto Von Bismarck, fue el buque de guerra más importante o fuerte, que tuvo la flota alemana. Con sus 54 cañones y su blindaje de 45 mm a 360mm de grosor, distribuido en diferentes medidas por cada parte del barco, no provocaban que fuese un barco lento, al contrario, era conocido por su gran velocidad a pesar de su peso, esto lo convirtió en el buque de guerra más temido de los mares en aquellos tiempos., junto a su “gemelo” el Tirpitz. Su diseño comenzó en 1935, 4 años antes de la segunda Guerra Mundial y no le utilizaron en misiones hasta 1941, en mitad de la guerra. Desde un principio, los altos cargos ingleses sabían que de un momento a otro el Bismarck saldría buscando reunirse con el resto de la flota alemana, con lo que tenían muy vigilado las costas de Dinamarca y países cercanos, con objetivo de no ser sorprendidos. En 1941, exactamente el 19 de Mayo, los ingleses reciben una alarma desde Suecia de que los buques alemanes habían sido avistados, con lo que mandaron un par de aviones de reconocimiento y que descubrieron que el Bismarck ya había entrado en el puerto de Bergen.
Tres días después, los británicos descubren que el Bismark, junto a otros buques alemanes, habían salido del puerto, lo que provoca la orden de caza inmediata del Bismarck. La flota inglesa contaba con varios buques de guerra, escoltados por destructores y barcos más pequeños, y del magnífico portaaviones HMS Victorious. Una vez avistado el Bismarck y los demás buques pertenecientes a la flota alemana en el 23 de Mayo, los británicos les siguieron la pista aunque se intentaron refugiar en un banco de niebla. El 24 de Mayo, 2 de los barcos británicos más importantes divisaron la flota alemana, el capitán ordenó organizar los buques de forma que los alemanes no pudiesen usar sus cañones de popa, ya que eran las más potentes. A todo esto, los alemanes ya habían visto las intenciones inglesas, con lo que centraron todo su fuego y potencial en un los barco, el Hood. Y así fue, uno de los proyectiles del Bismarck alcanzó al Hood el cual dio justamente en medio y partió el barco en dos. Esta acción hizo que los ingleses retrocedieran asustados y decidieron seguir al Bismarck. Aún así no todo estaba perdido, algo de metralla o algún proyectil había alcanzado al Bismarck, produciendo que dejase una pista de petróleo y que dicho barco pararía para realizar reparaciones en algún puerto cercano francés. Con esta información, un capitán inglés decidió girar hacia el sur, y no se dio cuenta de que se encontró con la proa del Bismarck a escasos kilómetros. Esto se produjo, porque el Bismarck redujo sus interferencias, con lo que los británicos no podían captarle en el radar, así perdieron horas de rastreo. A las 6 horas, un mensaje de un general en Atenas, quería hablar con su sobrino a bordo del Bismarck, y con esto los británicos consiguieron seguirle, ¿Curioso verdad? Con el Bismarck avistado y su velocidad reducida un alto porcentaje los ingleses arremetieron contra el Bismarck por el aire, con aviones Swordfish. Junto estos aviones y la flota británica haciendo presión, las torretas del Bismarck se empezaban a dañar y al poco tiempo, le buque alemán se detuvo ante el ataque inglés, y uno de los torpedos aéreos alcanzo de lleno al Bismarck el cual estallo y se hundió en el Atlántico con casi toda tripulación y armas. Y aquí concluye este artículo le cual le elegí porque me causo curiosidad al verle en un documental en la televisión y porque las batallas navales siempre son curiosas, aunque la gente no lo crea.