El fin de la iglesia de la Barbolla

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La iglesia románica de San Bartolomé de La Barbolla es una iglesia del siglo XII situada en el municipio de La Barbolla, en la provincia de Soria, España. La iglesia está declarada Bien de Interés Cultural.

La iglesia es de planta rectangular, con una nave única de tres tramos y un ábside semicircular. La nave está cubierta con una bóveda de cañón apuntado, y el ábside con una bóveda de horno.

La portada principal de la iglesia está situada en el lado sur. La portada está formada por tres arquivoltas de medio punto, con capiteles decorados con motivos vegetales.

La ventana del ábside está situada en el centro de la cabecera. La ventana es de forma circular, y está decorada con un crismón.

La iglesia fue construida en el siglo XII, durante la época románica. La iglesia sufrió algunas reformas en el siglo XVIII, cuando se añadió una espadaña al lado oeste.

La iglesia de San Bartolomé de La Barbolla es un ejemplo de la arquitectura románica rural de la provincia de Soria. La iglesia es un edificio sencillo, pero con una gran belleza.

En 2020, un grupo de profesores e historiadores visitaron la iglesia románica de San Bartolomé, corazón del deshabitado pueblo de La Barbolla, a media hora en coche desde Soria. El deterioro de muros y cubierta que observaron y el consiguiente peligro de derrumbe propició el surgimiento del Románico Sin Techo, conjunto que desde entonces alerta de la más que segura pérdida de un interesante ejemplo del románico rural soriano del siglo XII. Las etapas de la muerte inmediata del templo (destrucción de sus retablos barrocos, saqueo de los objetos litúrgicos y derrumbe del techo) se desarrollaron exactamente como la asociación había previsto. El capítulo final se produjo hace unos días cuando varios trabajadores acudieron por parte de la propietaria, la Diócesis de Osma-Soria, para trasladar la pila bautismal románica y las campanas. Más que un gesto, una declaración de intenciones de abandonar a su suerte un bien cultural de la Edad Media que, como cientos de otros en el país, no goza de protección administrativa y está condenado a desaparecer.

Aunque vecinos e investigadores de la zona han llamado la atención sobre los problemas de San Bartolomé durante las últimas dos décadas, el calvario del templo se vio agravado por la gran tormenta Filomena en enero de 2021, que dejó uno de los tres retablos en el suelo. Mientras tanto, no han cesado las retiradas de imágenes por parte de la iglesia, ni las constantes visitas de todo tipo de animales (búhos, ginetas o hurones), vandalismos y robos. En la última acción, hace un año, se destruyeron los objetos restantes que tenían más valor sentimental que artístico: las telas de la bandera y un exvoto, un retrato de un niño enfermo, donado por un feligrés a cambio de su curación. Como sólo era necesario fijar una fecha para el derrumbe del tejado, se produjo en la madrugada del 9 de noviembre como consecuencia de unas intensas lluvias.

Fue el campesino Lorenzo Chico, único habitante de una ciudad abocada a la despoblación desde hacía décadas, quien dio la alarma a su llegada esa mañana y reflexionó sobre lo que había temido durante años. El último y lamentable hito -también pronosticado por el club Románico Sinchero- se produjo el pasado 12 de enero, cuando la iglesia ordenó entregar las campanas y la pila bautismal por riesgo de robo. “Cuando llegué a la plaza del pueblo le dije al encargado de patrimonio diocesano que no me parecía bien, que no habían pedido permiso al ayuntamiento y no habían informado a los vecinos, pero don José Sala respondió que era asunto suyo y no necesitaban ningún tipo de autorización”, afirma visiblemente molesto Luis Carlos Pastor, portavoz del colectivo soriano. El shock fue aún mayor cuando vio la violencia con la que los trabajadores retrocedieron. “Rompieron la puerta de entrada con mucha más fuerza, ni siquiera se llevaron la llave del candado; “Derribaron parte de un muro para sacar la pila bautismal románica, y como era una mañana fría y con niebla, encendieron una hoguera para calentarse con los restos de leña de la iglesia, tal vez de las vigas caídas o de los bancos”, describe Pastor.

Fuente notadeprensa.org

Heberto Corrales

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