Grândola, vila morena, Terra da fraternidade, O povo é quem mais ordena, Dentro de ti, ó cidade… con esta estrofa de la canción Grandola Vila Morena de José Alfonso, comenzó el 25 de Abril de 1974, la Revolución de los Claveles, también conocida como la Revolución de los Capitanes.
Han pasado 46 años desde que Salgueiro Maia y sus hombres, cogieron los tanques y fueron camino de Lisboa, para acabar con una dictadura que duraba casi medio siglo.
Pocos han sido los medios que se han hecho eco de este aniversario en este año de pandemia y algunos los que han “metido la pata” históricamente hablando. Y es que parece que solo nos gusta acordarnos de cierta parte de la historia, y otra de ella olvidarla, como hemos hecho muchas veces con ese acontecimiento que muchos periodistas han olvidado. Los más desmemoriados, las más desmemoriadas, deben de dejar de perderse en el laberinto de la memoria, y aprender, recordar y no olvidar.
Y es que como en Portugal los capitanes, en España, los “úmedos”, siguen siendo parte de nuestra historia, y en un día como el de hoy, día de la Pascua Militar no voy a decir todos, sino simplemente UN medio de comunicación debería haberse acordado de ellos, y al menos mencionarles, con más énfasis e interés del que han buscado en el discurso del rey alguna alusión a un grupo de militares jubilados que acaban de descubrir el whatsapp. Pero no solo eso, sino que algunos llegaron a “criticar” que, en España, no ocurriese un fenómeno como el de los Capitanes portugueses.
Para los que no lo sepan, los “úmedos”, era como se conocía a los miembros de la Unión Militar Democrática (UMD), un intento de cierto sector del ejército español, por evocar a nuestros vecinos portugueses, y dar un golpe de estado pacifico, para acabar con la dictadura, del ya anciano Franco. Sus “máximos” dirigentes eran tres comandantes, y nueve capitanes, a los que, sumándoles rangos de menor categoría, podrían llegar a unos doscientos –aunque nunca se supo el número exacto-, incluso se ha llegado a decir que contaban con el apoyo del Jefe del Alto Estado Mayor Manuel Diez-Alegría (quien llegó a reunirse en Rumania con Santiago Carillo). Estos militares mantuvieron conversaciones con Maia, Carvhalo, Spinola, los dos primeros miembros de los “Capitanes de Abril”, y el último presidente de la Tercera República Portuguesa. Además de reunirse con la mayor parte de los miembros de la oposición, pero cuando se estaba empezando a preparar todo, fueron detenidos y juzgados.
Pero no solo ha existido la “desmemoria”, de los periodistas en este año maldito, sino también de militares, políticos…. Y es que, tras varios intentos, no fue hasta febrero de 2010, cuando el gobierno los reconoció su valor, y su intento por restaurar la democracia, entregándoles la Cruz del Merito Militar. Primero Gutiérrez Mellado (hasta con cierta lógica), después los ministros de defensa de Felipe González, de Aznar, y los de Zapatero (hasta que llegó Carme Chacón), se olvidaron, e ignoraron a los “umedos”.
Pero todo está “desmemoria” comenzó mucho antes, cuando las hoy criticadas Leyes de Memoria Histórica y antes de Amnistía, les quitaron las penas de cárcel a estos militares, pero no les devolvieron, la carrera militar, que le habían quitado, y de esta forma nunca más pudieron ejercer de militares.
Hoy en día seguimos pensando que tenemos un ejército muy conservador, incluso fascista (y más si se enarbolan los mensajes en redes de algunos dementes anti-demócratas, pero no es así, y desde siempre militares como Riego, o los “umedos”, han intentado que exista en España, un ejército profesional, democrático e igualitario.
El 23 de febrero de 1981, no solo Tejero entro en el congreso, y quien sabe el confuso papel del rey, sino que muchos militares (algunos los “umedos” no condenados), pararon el golpe en los cuarteles, pese a la euforia de algunos militares, y consiguieron que el “jaque” que habían plantado a la democracia no terminara en “Mate”.
Y hoy en día continua habiendo militares, como el teniente Luís Gonzalo Segura, que siguen appstando por ese tipo de ejercito que comentábamos (http://www.publico.es/515610/cuando-entro-por-la-puerta-del-cuartel-vuelvo-al-siglo-xx ), y que en su novela “Un Paso al Frente” reivindica. Y es que pese, aunque se piense lo contrario, son muchos los militares españoles, que a lo largo de la historia no se han dejado humillar, y que han luchado por unos valores igualitarios y democráticos, dejando de lado la disciplina a sus superiores, o las “normas” militares establecidas.
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