El COVID: mantenimiento y cierre de múltiples empresas

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La crisis que, a todos los niveles, está provocando la COVID-19 o Coronavirus es de unas proporciones altamente dañinas para nuestra sociedad. A la hora de intentar paliar o reducir lo máximo posible los efectos de la COVID-19, principalmente en cuanto a número de contagiados y fallecidos, irremediablemente los sectores de la economía y el trabajo, que están naturalmente correlacionados, se han visto muy perjudicados.

Muchas empresas y establecimientos se han visto obligados, debido a la reducción en la producción, consumición y asistencia de clientes a los establecimientos de sectores de servicios por las medidas anti-covid impuestas por los gobiernos a prescindir de trabajadores o reducir las horas en las que están empleados de manera temporal. En otras palabras, las empresas toman una medida, por la cual, siempre siendo por un motivo justificado (económico técnico, organizativo, producción o de fuerza mayor) como claramente es el caso, deciden suspender o reducir temporalmente los contratos de los trabajadores, es decir, se acogen a un ERTE (Expediente de Regulación de Empleo Temporal).

Las restricciones impuestas debido al aumento de las personas contagiadas en la totalidad de los territorios provocan que miles de trabajadores autónomos se planteen si les viene mejor para sus intereses mantener cerrados durante un tiempo sus negocios o, si, por el contrario, les sale más rentable aguantar el negocio abierto aun sabiendo que se arriesgan a la posibilidad de terminar acumulando perdidas. En el caso de bares y comercios, los dueños viven en un continuo debate sobre si pelear por su actividad o cerrar y acogerse a las diferentes ayudas y prestaciones ofrecidas por el estado.

La situación epidemiológica de la COVID-19 está poniendo a la economía española en una situación muy grave y, en gran medida, a los pequeños negocios. En palabras del presidente de la confederación empresarial de Hostelería de España (CEHE) se tienen los peores augurios, la situación es muy grave y estaríamos hablando del más que posible cierre de más de 65.000 establecimientos este año. Se ve necesario un aumento en la prórroga de los ERTE y ni manteniendo vigentes los ERTES será posible mantener el empleo para un gran número de negocios. Se puede afirmar, sin género de duda, que el sector especialmente perjudicado es sin duda la hostelería. Las restricciones en cuanto al aforo tanto interior como exterior de los establecimientos junto a la aplicación de un control horario impuesto por sanidad en un gran número de territorios están haciendo aguas la economía de miles de autónomos que se emplean en este sector.

Atendiendo a la opinión del presidente de Hostelería en España, se sugiere una necesidad de prevención ante una apertura a perdidas. Es necesario valorar, hacer una gestión y analizar de manera concienzuda el posible devenir a largo plazo de los negocios en todos los escenarios posibles para tomar así la decisión más adecuada si cerrar los negocios el tiempo que duren las restricciones o mantenerlos abiertos. En el debate entre la apertura o cierre de establecimientos podemos hacernos eco a modo de ejemplo de Álvaro Juanes, presidente de Hostelería de Salamanca y dueño de un establecimiento de restauración que se decanta por el cierre. Cada negocio es un caso aparte de otro, con dependencia de diversos factores a la hora de tomar una decisión tan importante y en consideración del citado hostelero se saca en claro que ya no solo por las restricciones de aforo, sino porque cada vez hay menos personas transitando las calles, la cantidad de facturación que se obtiene es muy inferior a la que se necesita simplemente ya para cubrir gastos.

A la hora de valorar el cierre total de un negocio, la pérdida de clientes es el primer paso. Otro de los sectores gravemente castigados por los rebrotes y los nuevos contagios es, sin duda, el comercio. Los trabajadores autónomos de este sector ven como las ventas descienden a gran ritmo debido a la reducción de la movilidad, a lo que hay que sumar la terrible mella que está provocando el miedo de las personas a transitar por la calle. Según Carlos Moreno, portavoz y tesorero de la confederación española de comercio (CEC) hay que coger con alfileres la teoría de las subvenciones, ya que, no es una práctica efectiva en su totalidad. Debido a esto se aconseja que aquel autónomo que sea vea capaz de sostener su negocio abierto adhiriendo a sus empleados a un ERTE o promoviendo un canal de ventas online, debe realizarlo. En palabras del propio Carlos Moreno, se aconseja que continuamente los comerciantes han de reinventarse para así poder sobrellevar esta crisis de la mejor manera posible y así esquivar el decaimiento del sector del comercio.

A modo de ayuda para muchos trabajadores, el gobierno dio luz verde a la aprobación de una prestación por el cese de la actividad y sin que esto sea oposición para el desarrollo de la actividad. Para poder acogerse a esta prestación ordinaria, los trabajadores deben cumplir una serie de requisitos, en caso de no cumplirlos, la administración impondría la devolución íntegra. Según la opinión de expertos como el presidente del consejo economistas Valentín Pich lo más conveniente es seguir con los negocios abiertos, ya que, de no hacerlo se rompería el ciclo de relación entre clientes, proveedores y más personas. Asimismo, más necesario que conveniente sería encontrar otros mecanismos de creación de empleo, ya que, es obvia la dependencia negativa que tienen los trabajadores con respecto a estas subvenciones del Estado.

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