Eduardo Chapero Jackson

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El reciente festival de cine de Venecia ha servido para descubrir, a quien aún no se había rendido a su ingenio, al joven directo Eduardo Chapero Jackson. La Mostra le ha concedido el Premio UIP al mejor corto europeo, galardón que lo convierte automáticamente en candidato a los premios de la Academia Europea de Cine.

De madre estadounidense, este joven madrileño es fruto de la School of Visual Arts de Nueva York y de la New York University (NYU), donde estudió la licenciatura en bellas artes y los estudios de ciencias audiovisuales, y donde compartió amistad y experiencias con un grupo de enamorados del cine entre 1989 y 1996.

Eduardo había nacido en Madrid en 1971, regreso a nuestro país al acabar sus estudios, donde trabajo como freelance, hasta que en 1997 empezó su trabajo como coordinador de cine y de desarrollo de guiones en Sogecine. Seria en 2005 cuando Eduardo descubriría que los corsés de las compañías no eran para él. Abandona Sogecine y se entrega a la creación a tumba abierta. Ahí nacería “Contracuerpo”, la tarjeta de visita de un maestro treintañero.

Hoy, una nueva generación de cineastas se rinde a su creatividad y apuestan por trabajos con el joven maestro. Daniel Sánchez-Arévalo, director de Azuloscurocasinegro, ha sido uno de ellos, y tras él León Siminiani o David Planell. Ahora, con el premio veneciano bajo el brazo, y muchas puertas abiertas prepara su primer largometraje, si encuentra productor.

Media profesión ya se quedó asombrada con su primer trabajo. “Contracuerpo”. Un clarividente retrato del aislamiento autodestructivo de una anoréxica, encerrando a su única actriz (Macarena Gómez) , literalmente, en el cuerpo imposible de un maniquí de escaparate, que es en lo que la convierte, a lo largo de un estudio esplendido de cómo se origina el sueño de querer ser lo que no se es y cómo ello puede conducir a nuestra autodestrucción.

Ahora en su segundo trabajo, “Alumbramiento”, producido por Pepe Jordana, Eduardo afronta un gran tabú social, la llegada de la muerte, y su deterioro en los ancianos, a través del trabajo de una magistral Mariví Bilbao, que describe, en un descomunal trabajo, los 15 últimos minutos de una vida, junto a la agonía emocional de su familia. El autor ha desvelado que este desgarrador retrato no es un fruto casual, sino el doloroso resultado de su propia experiencia en los últimos años, en la que vio morir cadenciosamente a los más ancianos de su familia, en medio de emociones contradictorias y miedos. Y esta, en sus propias palabras ha sido, ante ello, una manera de volcar luz sobre esa experiencia vital, una reflexión sobre como romper un vínculo, a veces muy intenso, entre quienes se deben quedar, y quienes se tienen que ir. El director ha diseccionado ante los periodistas congregados en Venecia, una realidad clara, “nuestros tabúes morales, solo presentes en occidente, solo nos permiten no vivir y no entender fenómenos naturales, como la misma muerte. Eso comprendí, cuando siendo niño veía aquellas películas de indios, donde los más ancianos de las tribus eran despedidos en un orden de normalidad, por los suyos”. El rodaje duró dos días y se llevó a cabo en vídeo de alta definición digital, con una fotografía impecable y majestuosa de Juan Carlos Gómez.

Pese a su juventud Eduardo, ya ha vivido una preselección para los oscar con su corto “Contracuerpo”, paseado por decenas de festivales y recibido una veintena de premios, como por ejemplo mejor cortometraje del Festival de Cine Latino de Los Ángeles o el Premio al Mejor Cortometraje en la XI Muestra de Cortometrajes de Vilafranca.

Imagen Festival de Sitges

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