El consumo de drogas constituye un problema social y sanitario que afecta a España y a la comunidad internacional en su conjunto.
Un número muy importante de la población, en gran parte jóvenes e incluso adolescentes, consume sustancias como el alcohol, el tabaco, el cannabis y, en menor medida, heroína y drogas de síntesis.
En los últimos años, España ha redoblado sus esfuerzos en la planificación y ejecución de medidas para hacer frente a este importante fenómeno de las drogodependencias.
Nuestro país cuenta con una Estrategia Nacional sobre Drogas, vigente desde el año 2000 hasta el año 2008, y con un Plan de Acción que el Gobierno elaboró para el periodo 2005-2008, para avanzar entre el cumplimiento de los objetivos finales de la Estrategia Nacional. Y que se han mantenido en el tiempo con pocas variaciones.
El éxito más importante alcanzado en la última década en España ha sido la disminución del numero de fumadores y el descenso, muy apreciable, del numero de nuevos usuarios de heroína, pero esta ha sido sustituida por sustancias como el cannabis, la cocaína o el éxtasis, combinadas entre si o mezcladas con el alcohol y el tabaco. Este cambio de las sustancias también se ha acompañado de nuevos patrones de consumo. Estamos ante consumidores cada vez más jóvenes, perfectamente integrados en la sociedad, que consumen con fines recreativos y socializantes y para quienes estos consumos son actos triviales cuyo riesgo desdeñan.
Por ejemplo, el tabaco junto al alcohol es una droga legal, por lo cual son unas de las que más se consume en estos momentos a escala mundial.
El tabaco es una droga estimulante del sistema nervioso central. Uno de sus componentes es la nicotina, posee una enorme capacidad adictota, y el la cual por la que su consumo produce dependencia.
La nicotina actúa sobre las áreas del cerebro que regulan las sensaciones placenteras, provocando la aparición de dependencia. También actúa sobre el sistema cardiovascular aumentando la frecuencia cardiaca y la posibilidad de arritmias. Fumar tiene unas alteraciones poco deseables como las arrugas prematuras en la parte superior del labio, manchas en los dientes, mal aliento, manchas amarillentas en uñas y dedos, etc.
Durante la combustión de un cigarro se originan más de cuatro mil productos tóxicos diferentes, como alquitranes, monóxidos de carbono, irritantes (fenoles, amoniacos, ácidos cianhídricos) y la nicotina además de otros miles.
Cada una de estas sustancias es perjudicial para la salud y tienen el riego de desarrollar una dependencia.
En cambio, el alcohol tiene peores efectos que el tabaco.
El alcohol es una droga depresora del Sistema Nervioso Central que inhibe progresivamente las funciones cerebrales. Afecta a la capacidad de autocontrol, produciendo inicialmente euforia y desinhibición, por lo que puede confundirse con un estimulante.
El principal componente de las bebidas alcohólicas es el etanol o alcohol etílico, que tiene diferentes concentraciones dependiendo de su proceso de elaboración. Las bebidas alcohólicas pueden ser fermentadas, que son todas aquellas que tienen una graduación entre los 4º y los 15º. Se produce por la fermentación de los azucares de las frutas o de los cereales, o bien destiladas, que son el resultado de la destilación de las bebidas fermentadas, con lo que tiene mayor concentración de alcohol, entre los 40º y los 50º.
El alcohol ingerido es una bebida que es absorbido en el aparato digestivo, desde donde pasa a la circulación sanguínea en la que puede permanecer hasta dieciocho horas. Es eliminado finalmente a través del hígado. La presencia continuada de alcohol en el organismo y su consumo repetido es responsable de la mayoría de la las lesiones que esta sustancia produce en nuestro cuerpo, como la cirrosis hepática o en las encefalopatías e las que el funcionamiento del hígado y cerebro se ve gravemente alterando. Pocos minutos después de haber bebido, pueden aparecer una serie de efectos, cuya manifestación varía según la cantidad inferida y las características de cada persona. Por orden de aparición en el tiempo y el a relación con a la concentración de alcohol, estos efectos serian los siguientes: desinhibición, euforia, relajación, aumento de la sociabilidad, dificultad para hablar, dificultad para asociar ideas, descoordinación motor y finalmente, intoxicación aguda.
En los casos en que la concertación sanguínea de alcohol alcance o supere los 3 gramos por litro puede aparecer una apatía y somnolencia, como o incluso muerte por parálisis de los centros respiratorio y vasomotor.