Imprimir PDFAterrizo en el aeropuerto José Martí de la Habana (Cuba), la situación que atraviesa el país en estos momentos es más complicada de lo habitual debido al Covid. La vacuna cubana “Abdala” ha resultado menos eficaz que las que hemos recibido en Europa y el número de casos ha aumentado considerablemente en los últimos días.
Aun así, me quiero acercar para ver cómo viven los cubanos esta situación, soy consciente de la dictadura cubana y quiero ver si están cubiertas las necesidades del pueblo cubano en estos momentos.
Salgo del aeropuerto en un coco taxi, en el trayecto dialogo con el taxista, un joven cubano con familia en España que me adelanta lo que yo creía que iba a encontrar. Da gracias a que su familia en España le envía dinero y medicamentos que en cuba son imposibles de encontrar. Además, me comenta que la falta de turismo está hundiendo la isla.
Acabo de llegar a mi destino, La Habana, su centro histórico declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco es uno de los principales reclamos turísticos y ¿Cuál es mi sorpresa? que las galerías de arte, tiendas y bares se encuentran cerrados.
Me dispongo a inmortalizar la triste imagen y un miembro de la policía nacional revolucionaria me da el alto, no me permite hacer fotos, me pide mi documentación y amenaza con multarme si me vuelve a ver haciendo fotos, por lo que deduzco que quieren ocultar la situación precaria que están viviendo.
Sigo caminando y una simpática cubana que ha observado lo ocurrido me comenta que lo que están viviendo es insostenible, que han intentado manifestarse protestando contra el régimen cubano con el resultado de más de un centenar de detenidos, no les permiten hablar, pero ya no tienen miedo, necesitan protestar puesto que ya no pueden aguantar más, no pueden conseguir ni una aspirina.
Mi estancia en la Habana transcurre replicando ese mismo mensaje con todas las personas que entreviste, me agradecen que traslade a Europa su situación y que haga sonar su eslogan.
IMAGEN El Mundo