China, con su larga extensión geográfica y su variada huella cultural, ha dejado un papel muy importante en la historia de la civilización. Ubicada en el este de Asia, es el tercer país más grande del mundo y acoge a una población de más de 1,400 millones de personas, lo que la transforma en la nación más poblada del planeta. Este amplio país se caracteriza por su variedad cultural, etnia y lenguas, y cuenta con un sistema político único: un socialismo de mercado con características chinas, donde el Partido Comunista Chino (PCC) tiene un control representativo sobre la política y la economía.
Desde finales de 1970, China ha experimentado un notable aumento económico, impulsado por reformas que abrieron su economía al comercio exterior y la inversión. Hoy en día, China es una de las principales economías mundiales, dirigieron sectores clave como la fabricación, la tecnología y el comercio internacional. Este progreso ha reforzado la posición de China como un actor mundial crítico en las relaciones internacionales y en la economía global.
El camino hacia el avance de China empezó con las cambios económicos iniciados por Deng Xiaoping en 1978. Antes de este ciclo, China trabajaba bajo una economía organizada, donde el estado dirigía todos los matices de la producción. Con las reformas de Deng, se incluyeron las primeras Zonas Económicas Especiales (ZEEs) en Shenzhen, Zhuhai y Xiamen. Estas zonas impulsaron los cambios extranjeros mediante servicios fiscales, laborales y de infraestructura, acercando a empresas multinacionales en busca de disminuir sus costos de producción.
Las políticas de inauguración promovieron una economía de mercado y concedieron a China introducirse pronto en el sector industrial. La inversión extranjera directa (IED) fluyó hacia el país, y China se transformó en un centro de fabricación mundial. En esta circunstancia , la mano de obra barata y numeroso, junto con la ayuda gubernamental y la mejora en infraestructuras como puertos, aeropuertos y redes ferroviarias, facilitaron el rápido crecimiento de su industria manufacturera.
Factores que han permitido a China convertirse en la “fábrica del mundo”
Varios factores han desarrollado la transformación de China en el centro productivo del mundo:
- Costes laborales bajos: China cuenta con una amplia fuerza laboral que, durante las décadas de 1980 y 1990, era bastante más económica en comparación con otros países. Esta ventaja competitiva acercó empresas multinacionales, que buscaban acortar costos de producción.
- Inversión en infraestructura: El gobierno chino ha invertido de manera constante mejorando infraestructuras clave para la logística y el transporte. La construcción de puertos de gran capacidad, aeropuertos internacionales y una gran red de carreteras y ferrocarriles ha facilitado la actividad rápido y eficiente de bienes a nivel nacional e internacional.
- Apoyo gubernamental: Las políticas de estímulos fiscales, subsidios y la creación de clusters industriales han impulsado la competitividad del país. Estos clusters, aplicado en sectores como tecnología, textiles y fabricación pesada, permiten a las empresas aprovechar economías de escala y una cadena de suministro eficiente.
- Tecnología e innovación: China ha entrado en la cadena de valor industrial, pasando de producir bienes de bajo valor añadido para manufacturar productos de alta tecnología. El gobierno ha apoyado este avance mediante programas como “Made in China 2025”, cuyo objetivo es situar al país como cabecilla en sectores de alta tecnología, incluyendo inteligencia artificial.
Evolución de la industria china a lo largo del tiempo
- Primera etapa (1980-2000): Durante este tiempo, China se concentró en la elaboración de bienes de poco precios, como textiles, juguetes y productos de consumo básicos. Las bajas barreras de entrada y los bajos costos laborales fueron clave para acercar a empresas extranjeras.
- Segunda etapa (2000-2010): Con la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001, el país empezó a acercar industrias de gran valor añadido, en especial el sector electrónico. En este periodo, China se fortaleció como el mayor exportador global de productos electrónicos y se posicionó como un importante factor en la cadena de provisión global de tecnología.
- Tercera etapa (2010-2020): En la última década, China ha pasado de ser un simple fabricante de bienes a transformarse en un líder renovador. Empresas chinas como Huawei y Xiaomi han demostrado ser oponentes a nivel mundial, y el país a la producción de paneles solares, baterías de litio y otros.
La pandemia de COVID-19 significó un gran reto para la industria china. Sin embargo, a pesar de los confinamientos y la ralentización de la economía global, China fue uno de los primeros países en volver a su producción. Esta corta recuperación permitió a China consolidarse nuevamente como agente de confianza, aunque las interrupciones pusieron de manifiesto la dependencia global de su capacidad de fabricación.
Por otro lado, la pandemia también ha marcado la necesidad de diversificación de la cadena de provisión global. Empresas y gobiernos han empezado a considerar otras ubicaciones para su fabricación , como Vietnam, India y México, en un intento por reducir la dependencia de China. A pesar de estos movimientos, la infraestructura y la experiencia que China ha construido durante décadas siguen siendo insuperables en variados aspectos.
El futuro de China como fábrica del mundo está diferenciado por varios retos y oportunidades. El país se convirtió en una competencia creciente de otras economías nacientes, pero sigue empleando en tecnología e innovación para mantener su liderazgo. En los siguientes años, China buscará dirigir sectores de gran tecnología, como inteligencia artificial, robótica y vehículos eléctricos. Además, el país está expuesto con la sostenibilidad y la disminución de emisiones, elementos que podrían transformar su industria y hacerla más competitiva a nivel universal.
Por último, la automatización y la robótica tendrán un papel clave en la capacidad productiva china del futuro, permitiendo al país disminuir costes laborales y mantenerse a la vanguardia de la producción global. En resumen, aunque el camino por delante está lleno de retos, China sigue siendo un pilar de suma importancia de la economía global y seguramente seguirá siéndolo en el futuro.
Fuentes