Chernóbil

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El 26 de abril de 1986, en el reactor nº 4 de la Central Nuclear de Chernóbil, en Ucrania, se produjo uno de los accidentes más graves de toda la historia. Hasta entonces el trabajo que se desarrollaba en sus reactores aparentemente era normal. Los empleados no detectaron anomalía alguna cuando se realizaba un ensayo relacionado con la seguridad. La vida de los habitantes de las localidades cercanas era similar a los instantes precedentes a la mayor tragedia nuclear de la historia de la humanidad; sin embargo, a la 1 h. y 23 m. de dicha madrugada, tuvo lugar la mayor de las catástrofes de la historia de la energía radiactiva. La violencia desatada por la energía desprendida provocó la elevación de la losa soporte del reactor, de dos toneladas de peso, haciendo no operativo el sistema de contención. El reactor dañado permanecerá radiactivo al menos otros 100.000 años.

El accidente fue detectado 24 h. más tarde en la Central sueca de Forsmark, al constatarse unos niveles de radiactividad14 veces superiores a los normalmente admitidos.

Dieciséis años más tarde, el día 15 de diciembre de 2.000, Ucrania cierra la Central Nuclear de Chernóbil. En ese periodo de tiempo, por citadas circunstancias, han muerto unas 30.000 personas, quedando afectados otros 100.000 seres humanos. Los efectos de la radiactividad superaron todas las previsiones y la verdadera magnitud de los daños sólo se conoció con el paso del tiempo. Según la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) en el accidente de Chernóbil se emitió radiactividad que superó en dos centenares la liberada por la suma de todas las bombas lanzadas sobre las poblaciones de Hiroshima y Nagasaki.

Las consecuencias del desastre afectaron también a Bielorrusia y Rusia, causando pérdidas económicas incalculables; hoy Bielorrusia gasta el 25% de su PIB en superar los problemas causados por Chernobil, y perjuicios irreparables a personas, flora y fauna.

Junto a las enfermedades y defunciones originadas a propósito de la radiactividad, el mayor problema de salud pública creado por el accidente fue el efecto psicológico provocado sobre la población, unido a la falta de información e incertidumbre vivida por miles de seres humanos: 375.000 personas de las evacuadas nunca pudieron volver a sus hogares; 4.000 casos de cáncer de tiroides, hígado y recto es padecido principalmente por niños. Otros tipos de cánceres, como las leucemias, han aumentado. De los 800.000 liquidadores que participaron en la construcción del sarcófago del reactor, o en las tareas de descontaminación y limpieza, según el Gobierno Ucraniano, más de 8.000 han muerto, y otros 12.000 están gravemente afectados por las radiaciones.

En cuanto a los efectos en el medio ambiente, las evaluaciones científicas indican que salvo en la zona incluida en un radio de 40 kilómetros del reactor que está muy contaminada, los niveles de radiación han vuelto a situarse en valores normales. Sin embargo, la gran preocupación de la comunidad científica siempre fue la contaminación de las aguas. El río Pripiat contagió a su afluente, el río Dnieper (tercer río europeo por su caudal) que desemboca en el Mar Muerto.

Después de la catástrofe de Chernóbil, la industria nuclear sufrió un importante retroceso, estando sumida en una profunda crisis. Hace 35 años la energía nuclear era la gran alternativa del petróleo y el carbón. Hoy día, sólo representa el 6% del consumo mundial de energía primaria.

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