Un nuevo mañana

En un evento que ha desatado una mezcla de indignación, fascinación y morbo global, Las Vegas se convertirá en 2026 en la sede de los primeros Juegos Olímpicos para atletas dopados, oficialmente llamados “Enhanced Games”, organizados y financiados por Eric Trump, hijo del expresidente Donald Trump.

Bajo el lema “Más rápido, más fuerte, sin restricciones”, el evento reunirá a más de 500 competidores de 42 países, todos ellos con una particularidad: no solo se permite el uso de sustancias dopantes, sino que es, de facto, la norma.

“Estamos aquí para celebrar el potencial humano sin las cadenas de la hipocresía regulatoria”, dijo Eric Trump durante la presentación de los juegos en el MGM Grand Arena, acompañado de celebridades, influencers y un considerable despliegue mediático. “Durante demasiado tiempo, los atletas han sido criminalizados por querer ser mejores. Hoy celebramos su libertad”.

Los llamados “Enhanced Games” han generado controversia desde su anuncio. La propuesta original, concebida por un grupo de inversores tecnológicos y magnates libertarios, tomó forma definitiva cuando Eric Trump se unió como principal patrocinador y rostro visible del evento.

Las federaciones deportivas oficiales, incluyendo el Comité Olímpico Internacional y la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), han condenado públicamente los juegos, calificándolos de “espectáculo irresponsable” y “peligroso experimento humano”. Sin embargo, los organizadores argumentan que la transparencia es mejor que la hipocresía.

“Todos sabemos que el dopaje ocurre en secreto en el deporte profesional”, declaró el doctor Craig Melvin, director médico del evento. “Nosotros proponemos un enfoque médico supervisado, con protocolos éticos de experimentación y consentimiento informado. Aquí, los atletas saben a qué se exponen y lo hacen por voluntad propia”.

Críticos y defensores han chocado tanto en medios como en plataformas digitales. Para algunos, este evento representa un salto peligroso hacia una distopía deportiva sin límites éticos. Para otros, es simplemente una evolución inevitable en una industria que ya está profundamente influenciada por la tecnología, la medicina y el dinero.

El filósofo deportivo canadiense Dr. Allan Becker lo resume así: “Lo que está en juego aquí no es solo la integridad del deporte, sino la definición misma de humanidad. ¿Cuándo deja un atleta de ser humano y se convierte en producto farmacológico?”.

Pese a las críticas, los ratings televisivos y las visualizaciones en plataformas como YouTube y Twitch han superado las expectativas. Empresas de suplementos, criptomonedas y tecnología médica están entre los patrocinadores principales. Incluso Netflix ha confirmado un documental en producción.

Eric Trump ha sugerido que esta edición de Las Vegas es solo el comienzo. “Tenemos propuestas de Dubái, Singapur y Buenos Aires para futuras ediciones”, afirmó.

Entre polémicas, récords imposibles y cuerpos diseñados en laboratorios, las “Olimpiadas Dopadas” podrían ser el inicio de una nueva era: una en la que los límites ya no los pone la biología, sino el mercado.

@alexraidoceanudeportesdopaje
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