El 7 de junio de 2025, Colombia vivió una jornada sombría que remeció sus cimientos democráticos. Miguel Uribe Turbay, senador del Centro Democrático y precandidato presidencial, fue víctima de un atentado mientras participaba en un evento público en el barrio Modelia, al occidente de Bogotá. En medio del bullicio de sus seguidores, un joven de apenas 15 años disparó contra Uribe, hiriéndolo gravemente en la cabeza y el muslo. El senador fue trasladado de urgencia a un hospital, donde fue intervenido quirúrgicamente y permanece en cuidados intensivos con pronóstico reservado.
La imagen de un político ensangrentado sobre una tarima, víctima de la violencia en pleno ejercicio de su derecho a hacer campaña, evocó viejos fantasmas en la memoria colectiva del país. No se trató solo de un atentado contra una persona: fue un acto directo contra la democracia colombiana, un intento de silenciar mediante el terror una de las voces más visibles de la oposición política.
Las primeras investigaciones apuntan a que el ataque fue premeditado. El atacante portaba una pistola Glock 9 mm y fue capturado en el lugar de los hechos. Las autoridades no descartan que haya sido instrumentalizado por una red criminal o actores políticos oscuros. El hecho de que se utilizara a un menor de edad añade una capa de complejidad y dramatismo al atentado: no es solo un crimen, es una advertencia sobre los peligros de un país donde las instituciones no han logrado contener la instrumentalización de la juventud para fines violentos.
La respuesta institucional fue inmediata. El presidente Gustavo Petro suspendió su viaje a Francia y convocó un consejo de seguridad. Líderes de todas las vertientes políticas condenaron el ataque, y figuras públicas, desde cantantes como Maluma y Carlos Vives hasta deportistas, se unieron en un clamor nacional contra la violencia. Pero las palabras no bastan. Colombia, con una larga historia de crímenes políticos, sabe que los discursos de condena deben traducirse en acciones concretas para proteger la vida, la democracia y el derecho a disentir.
Este atentado recuerda episodios trágicos que marcaron la historia reciente del país. En 1989, Luis Carlos Galán fue asesinado en plena campaña presidencial por denunciar el narcotráfico. Años antes, en 1984, el ministro Rodrigo Lara Bonilla fue abatido por sicarios del cartel de Medellín. En los años noventa, líderes como Jaime Pardo Leal, Carlos Pizarro y Álvaro Gómez Hurtado fueron asesinados, truncando procesos democráticos cruciales.
Además de estos magnicidios, el atentado a Miguel Uribe remite a acciones de terror político como la toma del Palacio de Justicia en 1985 por el M-19 —donde murieron magistrados, militares y civiles—, o los intentos de asesinato contra Álvaro Uribe Vélez en 2002 y 2003, cuando era presidente. Estos ataques no solo buscaban eliminar individuos, sino fracturar instituciones.
La violencia política en Colombia ha sido una constante que erosiona la legitimidad del sistema democrático. Cada ataque a un líder político es un golpe al derecho de todos los ciudadanos a elegir en libertad. Miguel Uribe, nieto del asesinado expresidente Julio César Turbay Ayala e hijo de la periodista Diana Turbay, también asesinada, encarna una herencia familiar marcada por la violencia, pero también por el compromiso con el servicio público.
El atentado de junio de 2025 no puede pasar como un episodio aislado. Es un síntoma de una enfermedad más profunda: la normalización de la violencia como herramienta política. Colombia debe elegir entre perpetuar ese ciclo o romperlo definitivamente. La protección de la vida política no es un favor que se concede: es un deber democrático. Si el país no actúa con firmeza, volverá a perder líderes, ideas y, sobre todo, la esperanza de una política construida con la palabra, no con el plomo.
Fuentes:
- El País: “Miguel Uribe Turbay, en estado crítico tras sufrir un atentado en Bogotá”
- El Tiempo: “Atentado contra Miguel Uribe: lo que se sabe del atacante y su arma”
- Semana: “Así fue el atentado a Miguel Uribe Turbay; sigue en cuidados intensivos”
- Infobae: “Miguel Uribe denunció ‘golpes blandos’ antes del atentado”
- Wikipedia: “Luis Carlos Galán”, “Rodrigo Lara Bonilla”, “Toma del Palacio de Justicia”, “Álvaro Gómez Hurtado”, “Atentados contra Álvaro Uribe”