Trump y el caos

Desde que Donald Trump retomó la presidencia de Estados Unidos en enero de 2025, una serie de decisiones fiscales, comerciales y migratorias han comenzado a generar un ambiente de incertidumbre, volatilidad y creciente preocupación entre economistas, empresarios, inversionistas y socios internacionales. A diferencia de su primer mandato, esta vez las medidas han sido más inmediatas y radicales, y sus efectos ya se sienten en la economía real.

Uno de los cambios más agresivos fue la firma de una orden ejecutiva que impuso aranceles del 10% a todas las importaciones, y hasta un 60% a productos provenientes de China. Esta medida, según la administración, busca proteger a la industria estadounidense y reducir el déficit comercial. Sin embargo, los efectos han sido inmediatos: el costo de bienes importados se ha disparado, afectando tanto a consumidores como a empresas manufactureras que dependen de insumos extranjeros.

La Cámara de Comercio de EE.UU. advirtió en abril que los nuevos aranceles han incrementado los precios en sectores clave como la electrónica, automoción y maquinaria, alimentando la inflación en un momento en que la Reserva Federal buscaba estabilizar los precios tras la alta inflación de los últimos años.

En el plano fiscal, Trump impulsó un nuevo paquete de recortes impositivos que redujo el impuesto corporativo del 21% al 15% y otorgó mayores deducciones a ingresos de capital. Aunque la Casa Blanca lo presentó como un impulso al crecimiento y la inversión, economistas del Tax Policy Center señalan que el beneficio se concentra en el 5% de mayores ingresos y que los recortes podrían agregar más de 4 billones de dólares a la deuda nacional en la próxima década, según un análisis de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO).

La reacción de los mercados no se hizo esperar. Desde enero, el índice Dow Jones ha caído más de un 8%, y la volatilidad del dólar ha aumentado. La inversión extranjera directa se ha reducido, según datos del Departamento de Comercio, y grandes corporaciones como Intel y Google han paralizado expansiones ante la incertidumbre macroeconómica.

A estas decisiones se suma un tercer factor igual o más preocupante: la política migratoria. Desde su regreso a la Casa Blanca, Trump ha reinstaurado restricciones severas a la inmigración legal, incluido el congelamiento de visas H-1B —clave para atraer talento en tecnología e ingeniería—, y ha intensificado redadas y deportaciones. Esto ha provocado una fuga de talento altamente calificado, con miles de trabajadores extranjeros optando por trasladarse a Canadá, Europa o Asia, donde encuentran condiciones más favorables.

El impacto económico es directo y profundo. Empresas tecnológicas han comenzado a reportar escasez de talento en áreas clave como inteligencia artificial, ciberseguridad y ciencia de datos. Según un informe de la Asociación Nacional de Empresas Tecnológicas (TECNA), al menos 40.000 trabajadores especializados han abandonado el país o desistido de aplicar a empleos en EE.UU. en lo que va del año. Esto afecta la competitividad global de las compañías estadounidenses y ralentiza la innovación en sectores estratégicos.

Además, sectores como la agricultura, la construcción y los servicios, tradicionalmente dependientes de mano de obra inmigrante, enfrentan una grave escasez de trabajadores. Esto ha provocado demoras en proyectos, aumentos de costos y pérdidas de producción, especialmente en estados como California, Texas y Florida.

La decisión de frenar la inmigración no solo agrava la escasez de mano de obra, sino que también debilita el crecimiento económico a mediano plazo. Según cálculos de la Brookings Institution, la contribución neta de los inmigrantes al PIB de EE.UU. representa aproximadamente un 15%, y la reducción del flujo migratorio amenaza con desacelerar ese motor vital de la economía.

En menos de seis meses, las decisiones fiscales, comerciales y migratorias del presidente Trump han colocado a la economía estadounidense en un terreno inestable. Mientras su retórica promete “hacer a América grande otra vez”, sus políticas están ahuyentando inversiones, talento e innovación, sembrando las semillas de una crisis de competitividad que podría costar décadas revertir.


Fuentes:

  • Cámara de Comercio de EE.UU., “Impacto inicial de los nuevos aranceles comerciales”, abril 2025
  • Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), “Proyecciones fiscales tras el nuevo paquete de recortes”, mayo 2025
  • Departamento de Comercio de EE.UU., “Flujos de inversión extranjera directa – Primer trimestre 2025”
  • TECNA (Technology Councils of North America), “Talent Migration and Innovation Losses”, mayo 2025
  • Brookings Institution, “The Economic Contribution of Immigration in the U.S.”, abril 2025
  • Tax Policy Center, “Distributional Effects of the 2025 Tax Plan”, mayo 2025
  • Financial Times, “U.S. labor shortages intensify under new immigration crackdown”, mayo 2025
@carlotaugarteeconomiaestados unidosinternacionalpoliticatrump
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