La otra guerra palestina

En las colinas de Cisjordania, donde los olivos centenarios custodian la memoria de generaciones palestinas, el sonido de las sierras eléctricas y los martillos metálicos anuncia la expansión implacable de los asentamientos israelíes. Para muchas familias palestinas, la madrugada comienza con el golpe estruendoso en sus puertas: soldados del ejército israelí, a menudo escoltando a colonos, irrumpen con órdenes de demolición o desalojo. Lo que antes fue un hogar, un campo cultivado o una escuela, se convierte en ruinas en cuestión de horas. La tierra que por siglos fue palestina es luego cercada, aplanada y pavimentada, lista para albergar nuevas viviendas israelíes.

Este proceso no es espontáneo ni aislado. Es parte de una política sistemática de ocupación y expansión que lleva décadas. Desde 1967, Israel ha establecido más de 200 asentamientos ilegales en Cisjordania y Jerusalén Este, albergando a más de 700,000 colonos. Estas colonias, según el derecho internacional, violan el IV Convenio de Ginebra, que prohíbe a una potencia ocupante trasladar a su población civil al territorio ocupado. Sin embargo, la comunidad internacional ha permanecido en gran medida impotente ante esta violación flagrante.

La apropiación de tierras no es solo física, sino también legal. Las autoridades israelíes utilizan un sistema de leyes militares, declaraciones de “tierra estatal” y regulaciones urbanísticas para justificar la confiscación de terrenos palestinos. Muchas veces, se exige a los palestinos demostrar la propiedad de sus tierras con documentos emitidos por el Imperio Otomano o el Mandato Británico. La imposibilidad de presentar estos papeles se convierte en excusa para declarar las tierras como “vacantes”, aunque hayan sido cultivadas por generaciones.

Esta política de colonización ha provocado una resistencia persistente por parte de la población palestina, que a menudo es reprimida con brutalidad. En paralelo, los colonos, frecuentemente armados y protegidos por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), llevan a cabo ataques contra aldeas palestinas: incendian campos, destruyen vehículos, agreden a civiles. La violencia de los colonos ha crecido de forma alarmante, especialmente desde el inicio de la guerra en Gaza en octubre de 2023. En un clima de impunidad, más de 1,500 palestinos han sido desplazados por ataques directos o amenazas, en lo que organizaciones como B’Tselem y Human Rights Watch describen como una forma de limpieza étnica.

La situación en Gaza no puede desvincularse de lo que ocurre en Cisjordania. La ofensiva militar israelí, lanzada tras los ataques de Hamas del 7 de octubre de 2023, ha dejado decenas de miles de muertos y heridos, la mayoría civiles. El uso de bombas de gran poder destructivo en áreas densamente pobladas, los cortes deliberados de agua, alimentos y medicinas, y los ataques a hospitales han sido documentados por agencias internacionales como posibles crímenes de guerra. Mientras Gaza es arrasada desde el aire, en Cisjordania el avance territorial israelí se acelera, aprovechando el caos y la atención internacional centrada en el enclave costero.

Esta guerra no solo se libra con tanques y misiles; también se combate en los tribunales, en los medios, en las carreteras que dividen Cisjordania en cantones aislados. La apropiación de tierras es un arma silenciosa, pero devastadora. Destruye el futuro de los palestinos al fragmentar su territorio, socavar su economía y arrancarles la esperanza.

La Corte Penal Internacional ha iniciado investigaciones sobre posibles crímenes de guerra cometidos tanto por Israel como por grupos palestinos. Sin embargo, Israel no reconoce su jurisdicción, y el respaldo incondicional de potencias como Estados Unidos dificulta la rendición de cuentas.

En medio de todo esto, la resistencia palestina persiste, ya sea con manifestaciones, con la reconstrucción de casas demolidas o con la simple decisión de no abandonar sus tierras. Pero mientras no se ponga fin a la impunidad ni se exija a Israel respetar el derecho internacional, el ciclo de despojo y violencia continuará, dejando tras de sí más ruinas, más refugiados y más vidas rotas.


Fuentes:

  • Human Rights Watch. “A Threshold Crossed: Israeli Authorities and the Crimes of Apartheid and Persecution.” (2021)
  • B’Tselem. “This is Apartheid: The reality of Israel’s regime of Jewish supremacy.” (2021)
  • Al Jazeera. “Israel’s war on Gaza: Timeline of events.” (2023-2024)
  • Naciones Unidas (OCHA). “West Bank: Humanitarian Snapshot.” (2024)
  • Amnistía Internacional. “Israel’s apartheid against Palestinians.” (2022)
  • Corte Penal Internacional. Situación en Palestina. icc-cpi.int
@carlotaiturbeinternacionalisraelpalestina
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