La respuesta a esta pregunta depende de la definición de “democracia” y de la evidencia que se considere.
Si se define la democracia como un sistema de gobierno en el que el poder reside en el pueblo, entonces la presidenta Boluarte podría considerarse un peligro para la democracia si sus acciones o políticas socavan la voluntad del pueblo. Por ejemplo, si la presidenta Boluarte intentara disolver el Congreso o gobernar por decreto, estaría violando la separación de poderes y el principio de la soberanía popular.
Sin embargo, si se define la democracia como un sistema de gobierno en el que existen elecciones libres y justas, entonces la presidenta Boluarte no sería un peligro para la democracia, incluso si sus acciones o políticas fueran impopulares. En este caso, la presidenta Boluarte sería simplemente una representante del pueblo, elegida para cumplir con los deseos de la mayoría.
En el caso de Perú, la presidenta Boluarte ha sido acusada de ser una marioneta del expresidente Pedro Castillo, quien fue destituido por el Congreso en diciembre de 2022. Los opositores a la presidenta Boluarte afirman que ella está trabajando para restaurar a Castillo en el poder, lo que podría representar una amenaza para la democracia.
Sin embargo, la presidenta Boluarte ha negado estas acusaciones y ha declarado su compromiso con la democracia. Ella ha prometido respetar la separación de poderes y las elecciones libres y justas.
Hasta el momento, no hay evidencia clara de que la presidenta Boluarte represente una amenaza para la democracia peruana. Sin embargo, la situación sigue siendo fluida y es posible que la presidenta Boluarte tome acciones en el futuro que podrían socavar la democracia.
Algunos de los factores que podrían indicar que la presidenta Boluarte representa una amenaza para la democracia incluyen:
- Intentos de disolver el Congreso o gobernar por decreto.
- Uso de la fuerza para reprimir las protestas.
- Violación de los derechos humanos.
- Ataque a las instituciones democráticas, como el poder judicial o la prensa.
Si la presidenta Boluarte toma alguna de estas acciones, entonces sería un motivo de preocupación para los defensores de la democracia en Perú.
La liberación de Alberto Fujimori, expresidente de Perú, ha sido un acontecimiento polémico que ha tenido un impacto significativo en la democracia peruana.
En primer lugar, la liberación de Fujimori representa un desafío a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), que había ordenado en 2018 que el exmandatario permaneciera en prisión para garantizar el acceso a la justicia de las víctimas de las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta. La decisión del Tribunal Constitucional peruano, que restituyó el indulto otorgado a Fujimori en 2017, ha sido criticada por la Corte IDH y por organizaciones de derechos humanos, que consideran que es una violación a la justicia y a las víctimas.
En segundo lugar, la liberación de Fujimori ha profundizado la polarización política en Perú. El exmandatario es un personaje muy controvertido, que polariza las opiniones. Su liberación ha sido celebrada por sus partidarios, que lo consideran un héroe, y condenada por sus detractores, que lo consideran un represor. Esta polarización ha dificultado el diálogo y el consenso político en Perú.
En tercer lugar, la liberación de Fujimori ha debilitado la confianza en las instituciones democráticas. El hecho de que un exmandatario condenado por crímenes de lesa humanidad sea liberado por el Tribunal Constitucional ha generado desconfianza en la capacidad de este organismo para impartir justicia. También ha debilitado la confianza en el poder judicial, que ha sido acusado de politizado.
En general, la liberación de Fujimori ha sido un acontecimiento negativo para la democracia peruana. Ha representado un desafío a la justicia, ha profundizado la polarización política y ha debilitado la confianza en las instituciones democráticas.
En el corto plazo, la liberación de Fujimori podría generar un aumento de la violencia y la inestabilidad política en Perú. Las protestas contra la liberación del exmandatario han sido numerosas y violentas, y es posible que se produzcan más protestas en el futuro. También es posible que Fujimori se involucre en la política, lo que podría generar más tensiones políticas.
En el largo plazo, la liberación de Fujimori podría tener un impacto negativo en la democracia peruana. Si Fujimori se involucra en la política, podría representar una amenaza para la democracia. También es posible que la liberación del exmandatario genere un clima de impunidad, lo que podría dificultar la lucha contra la corrupción y la impunidad en Perú.