La central nuclear de Garoña, situada en la provincia de Burgos, ha sido objeto de muchas controversias y debates a lo largo de los años. Inaugurada en 1971, Garoña fue la primera planta nuclear en España y ha sido una fuente de energía clave durante décadas. Sin embargo, en los últimos tiempos, su desmantelamiento se ha convertido en una cuestión prioritaria en el contexto de la transición energética del país.
El desmantelamiento de una central nuclear implica una serie de procesos técnicos y legales para asegurar una desactivación segura y eficiente de la planta. En el caso de Garoña, es Enresa (Empresa Nacional de Residuos Radiactivos) quien está encargada de llevar a cabo este proceso. Enresa es la entidad pública responsable de la gestión del ciclo nuclear en España, incluyendo la gestión de residuos radiactivos y el desmantelamiento de centrales nucleares.
Uno de los aspectos más importantes del desmantelamiento de Garoña es la gestión de los residuos radiactivos generados durante su funcionamiento. Estos residuos son altamente peligrosos y deben ser tratados y almacenados de manera adecuada. Enresa ha construido un almacén temporal individualizado en El Cabril, situado en la provincia de Córdoba, donde se realiza el tratamiento y almacenamiento de estos residuos. Este almacén ha sido diseñado siguiendo los más altos estándares de seguridad y cuenta con tecnología puntera en materia de gestión de residuos radiactivos.
El desmantelamiento de Garoña también implica el desmantelamiento de las instalaciones nucleares no contaminantes y un plan de reactivación economica para la zona