El Deshielo polar

Uno de los principales impactos del cambio climático es el deshielo de los polos. La subida de las temperaturas potencia el efecto invernadero y el derretimiento de la masa de hielo, especialmente en el Polo Norte, provocando la subida del nivel del mar.

Durante los últimos 30 años el área total de hielo marino ártico ha disminuido en verano. Esto no solo provoca cambios importantes en los ecosistemas locales del Ártico, sino que también afecta a los sistemas climáticos de todo el mundo.

Algunas características de ese deshielo son que el grosor del hielo ártico ha disminuido el 40% en los últimos 30 años. Tambien el nivel del mar ha aumentado 19cm desde 1901. A   partir de un aumento de 2ºC en la temperatura media global los peores efectos del cambio climático comenzarán a notarse de manera clara.

El deshielo del Polo Norte está directamente relacionado con el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, especialmente el dióxido de carbono (CO2). Desde la década de los 70, momento en el que comenzaron los registros vía satélite, se puede apreciar de manera muy clara la relación entre el aumento de la concentración de CO2 en PPM (partes por millón), el aumento global de la temperatura y la superficie de hielo desaparecida.

A pesar de su lejanía, lo cierto es que los polos son un componente muy importante para la vida y el clima en nuestro planeta, la Tierra.

Una de sus funciones más importantes es que los casquetes glaciares de los polos aportan grandes cantidades de agua y regulan la circulación oceánica, gracias a las diferencias de temperatura y salinidad, distribuyendo de esta forma una gran cantidad de calor por todo el planeta y controlando, por tanto, el clima en todas las regiones del planeta.

 Además, estas corrientes también controlan el ciclo del carbono, aportando nutrientes y las condiciones óptimas para el desarrollo de numerosa fauna oceánica y del fito plancton.

Otra de sus funciones es la de absorber grandes cantidades del CO2 que los propios seres humanos emitimos en nuestras actividades diarias, amortiguando así en gran parte el cambio climático y sus terribles consecuencias, el cual aún así está avanzando más deprisa de lo esperado de forma natural.

La superficie helada del Ártico tiene 70.000 kilómetros cuadrados menos que la cifra registrada en septiembre de 2007 lo que supone todo un récord.

Las cifras se calculan mediante registros vía satélite que se evalúan desde 1979. Desde entonces, la capa de hielo en el Ártico ha ido descendiendo aproximadamente un 12% cada década.

Los investigadores aseguran que la mayor parte del hielo antiguo y grueso que dominaba la región fue sustituido por uno más delgado y joven que se conserva tan solo una o dos temporadas.

La principal causa del calentamiento global es el aumento de ciertos gases atmosféricos, los famosos gases de efecto invernadero. Las emisiones de gases contaminantes hacen que la tierra se caliente más cambiando la temperatura de los océanos y mares, afectando así a los polos. El efecto invernadero en general, contribuye a que el planeta incremente su temperatura porque cualquier gas capaz de absorber la radiación y mantenerla en la atmósfera hará que los polos y en general, cualquier forma de vida en la tierra sienta más calor.

Está influyendo en el cambio climático. Se ha visto que las concentraciones de ozono en la Antártida influyen en los vientos y tormentas del océano austral. Además, estas tormentas constituyen la principal fuente de calor y humedad de las regiones polares.

En cuanto a la fauna y flora, el nivel de calentamiento también ha cambiado la vegetación, afectando también a los animales de pastoreo y a los que cazan para sobrevivir.

La migración de enfermedades infecciosas desde zonas tropicales hacia las regiones polares. Como ejemplo, durante el verano de 2014, se observaron un centenar de infecciones por bacterias del genero Vibrio cerca de las costas de Suecia y Finlandia.

El impacto ecológico del deshielo influye sobre todo el ecosistema de la Tierra, desde el microscópico plancton, que debe adaptarse al aumento de temperatura y mayor acidez del agua de los océanos y los mares, hasta la migración de las ballenas y otras especies.

La situación actual de deshielo en el polo ártico o del Norte es algo más grave que en la Antártida. Esto es debido a que por su situación geográfica, se encuentra más rodeada de continentes y, por tanto, más influenciada por los cambios en la temperatura del aire, mientras que la Antártida al estar rodeada por océano, está más influenciada por los efectos del viento y temperaturas en el océano y los mares cercanos y no tanto por la temperatura del aire.

Ya que el deshielo polar está muy relacionado con el calentamiento global, la solución a este problema se encuentra en disminuir los efectos del calentamiento:
En el hogar se debe reducir el uso de los aparatos domésticos. Desconectarlos mientras no esté en uso.

Ante todo esto podemos consumir eficientemente la energía. Apagar la luz si no se está utilizando. Aprovechar la luz solar, incentivar campañas de educación e información, proponer la idea de energías renovables, evitar la deforestación, disminuir el uso de automóviles, evitar el desperdicio de agua potable, potenciar el reciclaje y la reutilización de materiales y manufacturas.

Adriana Trule
Imagen TecReview – Tecnológico de Monterrey

@adrianatroulemedioambientenatural
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