El Sáhara Occidental fue durante muchas décadas una de las últimas colonias de España en África. A pesar de que la presencia de España en este territorio fue bastante débil y tardía, este alcanzó relevancia en el ámbito estratégico y económico a raíz de la explotación de los fosfatos en Bu Craa. En la recta final del franquismo, España se encontraba en una encrucijada, presionada a la descolonización por las Naciones Unidas, siendo también acosada por la expansión territorial de Marruecos y Mauritania, en un escenario, además, profundamente marcado por la muerte de Franco.
Por más de una década, el Sáhara había sido parte de España, pero sus habitantes, compuestos por nómadas, sin una identidad nacional definida, mantenían lazos culturales y comerciales con el Magreb. En 1974, España intentó organizar un referéndum de autodeterminación, pero las circunstancias fueron insostenibles. Territorio reclamado por Marruecos en su proyecto de “Gran Marruecos” y con intereses también Mauritania. Argelia, en cambio, era el sostén del Frente Polisario, un movimiento de independencia saharaui en el que sumó el apoyo.
El gobierno de Arias Navarro intentó sostener una postura ambigua en la diplomacia. Se otorgó una cierta autonomía al Sáhara y se incentivó la creación de un partido prohispano, en el intento de limitar la influencia del Frente Polisario. Sin embargo, la falta de una postura decidida mantenía el país bajo presión internacional. En octubre de 1975, el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya expresó su opinión sobre la soberanía del Sáhara, afirmando que no existía poder soberano marroquí, si bien se reconocían vínculos históricos. Ante esto, Marruecos asumió que contaba con el visto bueno internacional para actuar.
El Rey Hassan II de Marruecos lanzó la famosa Marcha Verde; movilización de más de 300.000 civiles que avanzaron al Sáhara y fue una operación acuñada para evitar un enfrentamiento militar. Al principio, España, con la situación de Franco y el aislamiento, evitaría el enfrentamiento. El 14 de noviembre de 1975, se firmaron los Acuerdos de Madrid, que contenía la cesión de la administración de España al territorio y a Marruecos y Mauritania, dejando al pueblo saharaui sin voz ni garantías.
Operación Golondrina, por su rapidez y eficacia, ha sido considerada ejemplar. El 26 de febrero de 1976, las tropas españolas por fin habían desmantelado la colonia española del Sáhara, y el mismo día, el Frente Polisario proclamó la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). El 28 de febrero fue la última vez que se
ondeó la bandera española en el Gobierno General de El Aaiún, y en ese mismo día, fue arriada la última bandera en la Torre de El Aaiún. La descolonización dejó un vacío que fue rápidamente ocupado por Marruecos y Mauritania. El Frente Polisario, Argelia, y la Polisario habían determinado las condiciones del conflicto. Marruecos, por su parte, había aunado las condiciones establecidas por la Polisario y consolidó durante los 80 su control en la zona. El conflicto rápidamente fue un problema internacional no resuelto, mientras, los mismos Argelia y la Polisario, se encargaban del control de los miles de saharauis desterrados en el desierto, proporcionándoles refugio en los campamentos de Tinduf.
España completó esta parte de su historia colonial en África. Sin embargo, lo hizo de manera apresurada y sin asegurar los derechos del pueblo saharaui. La comunidad internacional ha sido ambigua, mientras que España ha oscilado entre apoyar el derecho a la autodeterminación y una relación estratégicamente cercana con Marruecos El ‘abandono’ del Sahara es una parte de la historia de España, tanto diplomática como psicológicamente, que continúa ulcerando.
Fuentes:
- ArteHistoria: www.artehistoria.com
ElDebate: www.eldebate.com