Contra Deum

Las declaraciones del obispo de Alcalá de Henares, Antonio Reig Pla, vuelven a cruzar una línea roja que nunca debió tocarse: la dignidad de las personas con discapacidad. En su última homilía, el prelado afirmó que “la discapacidad es fruto del pecado” y se permitió insinuar que una sociedad cristiana no debería alentar la vida de personas con “taras físicas o psíquicas”. ¿Hasta cuándo vamos a tolerar que figuras de poder amparen discursos de odio en nombre de la religión?

No es la primera vez que Reig Pla nos deja boquiabiertos. Ha atacado la homosexualidad, el feminismo, el aborto, y todo aquello que no encaje en su visión medieval del mundo. Pero esta vez ha ido más lejos. Ha cargado contra quienes, por su situación de discapacidad, ya sufren diariamente barreras sociales, económicas y culturales. Lo que hace el obispo no es defender la fe, es utilizar el púlpito para deshumanizar.

En una sociedad democrática, plural y diversa, no hay espacio para discursos que atenten contra los derechos más básicos. No basta con indignarse. Hay que actuar. Por eso es tan importante la decisión del Ministerio de Derechos Sociales, que ha llevado ante la Fiscalía estas palabras por posible delito de odio. Es una respuesta firme, institucional, y absolutamente necesaria.

En su comunicado oficial, el ministerio dirigido por Pablo Bustinduy declaró:
“Las manifestaciones del obispo de Alcalá de Henares atentan gravemente contra la dignidad de las personas con discapacidad, perpetúan prejuicios y suponen una incitación a la discriminación incompatible con los valores constitucionales y los tratados internacionales que España ha ratificado”.
Y añadió que estas declaraciones son “especialmente graves cuando proceden de una figura de influencia social, capaz de amplificar mensajes profundamente estigmatizantes”.

Reig Pla olvida que la discapacidad no es un castigo divino, ni una “tara”, ni un error del diseño humano. Es una condición que forma parte de la diversidad de la especie. Lo realmente “pecaminoso” es seguir alimentando prejuicios que condenan a la exclusión a millones de personas. Su discurso no solo ofende, también pone en riesgo décadas de lucha por la igualdad y la inclusión.

Resulta especialmente doloroso que estas palabras vengan de alguien que dice representar a Cristo, el mismo que se acercaba a los marginados, que tocaba a los enfermos, que defendía a quienes la sociedad despreciaba. ¿Qué Evangelio está leyendo el obispo? Porque desde luego no es el que predica la compasión y el amor al prójimo.

Afortunadamente, la Iglesia católica no es una sola voz, y muchos dentro de ella han mostrado su repulsa. Sacerdotes, teólogos y fieles laicos han alzado la voz para decir: no en nuestro nombre. Porque la fe no es odio. La fe no excluye. La fe no condena a quienes ya bastante tienen que enfrentar.

Desde el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) hasta colectivos ciudadanos, pasando por partidos políticos y movimientos sociales, la reacción ha sido clara: no se puede permitir que una figura religiosa legitime públicamente la discriminación. La libertad de expresión no es licencia para el desprecio.

Y no, no se trata de censurar creencias, sino de trazar una línea ética y legal entre el derecho a profesar una religión y la incitación al odio. Porque cuando alguien con poder espiritual habla desde el prejuicio, el daño es real. Se refuerzan estigmas. Se avivan miedos. Se validan actitudes intolerantes.

Ya es hora de que la Conferencia Episcopal deje de mirar hacia otro lado. El silencio también es cómplice. Y si de verdad cree en la dignidad de toda vida humana, debería desautorizar públicamente a Reig Pla y tomar medidas disciplinarias.

La diversidad es parte de la riqueza de nuestra sociedad. Las personas con discapacidad no necesitan compasión desde lo alto del altar, necesitan respeto, apoyo y oportunidades. Y sobre todo, necesitan que se les deje de señalar como errores divinos.

Porque lo que realmente necesitamos erradicar de nuestras iglesias, nuestras instituciones y nuestras conciencias, no es la discapacidad, sino el odio disfrazado de fe.


Fuentes consultadas:

  • Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 – Comunicado oficial (mayo 2025).
  • CERMI (Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad) – Reacciones públicas en medios y redes.
  • Homilía de Antonio Reig Pla (transcripción parcial difundida en medios nacionales).
  • Declaraciones de activistas y sacerdotes en El País, eldiario.es, Cadena SER.
  • Código Penal español – Artículo sobre delitos de odio (Título XXI, Capítulo IV).

Imagen Eldiario.es

@marialabarriopinionreligion
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