Aunque nacieron a finales del siglo XX, y se pusieron en marcha a principios de este siglo, en los últimos meses la Agenda 21 Local de muchos ayuntamientos cántabros están volviendo a ponerse en funcionamiento, tras varios años de paralización por motivo de la crisis. Las agendas son planes estratégicos de los municipios que coordinan las políticas ambientales, económicas y sociales bajo un criterio de sostenibilidad y de consenso y dialogo entre los ciudadanos y las instituciones.
Como en tantos otros casos de la política medio ambiental, estamos hablando no de poner en funcionamiento una iniciativa nueva, si no de aplicar de verdad un acuerdo antiguo, en este caso de 1992 cuando la “Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible” las inspiró. En Cantabria, los municipios más pequeños si que han mantenido algunas medidas en estos años, pero grandes ciudades como Torrelavega han tenido paralizadas sus agendas casi por completo hasta esta legislatura. Algunos programas como el aula medio ambiental para los colegios o las redes de recogida y reciclado se han mantenido, no sin dificultades, pero la organización global de políticas sostenibles han pasado al olvido.
Como explicaba a este periódico el concejal de Medio Ambiente, José Luís Urraca, a un mes de acabar la legislatura el Ayuntamiento de la ciudad ha mostrado su intención de restablecer “los parámetros o premisas que marcaba la Agenda Local 21 para la ciudad de Torrelavega, paralizada hace tres años por recortes presupuestarios del Gobierno de Cantabria, que cofinanciaba este instrumento medio ambiental, en todo Cantabria”, según el edil.
Una de las primeras medidas es la elaboración de una “Guía de recomendaciones para la integración de la Agenda21 Local en la gestión municipal”, de acuerdo con la guía de recomendaciones que el consejero de Medio Ambiente, Javier Fernández entregó hace unos días en Torrelavega a representantes de 32 ayuntamientos de la región, en el marco de la reunión de la Red Localde Sostenibilidad de Cantabria. La intención del ayuntamiento es, inicialmente, optimizar los recursos de los que dispone el consistorio en estos momentos, sobretodo a nivel de administración y personal, “para implementar la Agenda de una manera sencilla con los mínimos recursos posibles”.
Uno de las primeras medidas visibles para el ciudadano ha sido la extensión de los depósitos de recogida de aceites de uso doméstico ha once puntos de la ciudad que está instalando la empresa concesionaria de recogida de basuras de la ciudad. En realidad se trata de continuar el acuerdo firmado con la empresa cántabra de recogida de recursos Rahersa, a mediados de 2012, por el que la empresa se comprometía a la instalación de tres depósitos, sin coste para el ayuntamiento, a cambio de emplear el aceite recogido para la fabricación de biodiesel, obteniendo la revalorización del residuo.
El vertido de estos aceites por los desagües provoca frecuentes averías en la red tuberías de la ciudad, satura los filtros de las depuradoras y contamina los ríos, creando una fina película de grasa en su superficie (por los aceites que las depuradoras no son capaces de tratar) que reduce la capa de oxígeno de los ríos. Llama la atención que los contenedores instalados son del viejo modelo que obliga a los vecinos a depositar el aceite en garrafas de plástico normales, mientras que los nuevos que se instalan ya en varias ciudades españolas (los llamados eko3r) recogen el aceite en recipientes específicos, que el usuario recoge gratuitamente en el deposito, cada vez que hace una entrega, en un sistema más limpio, estanco y automatizado.
Los vecinos y asociaciones han valorado positivamente esta noticia, aunque se echa en falta una campaña de información sobre las normas de uso, y que se siga con la “moda parchís” que está convirtiendo nuestras calles en un amplio catálogo de contenedores de diversos tamaños, forma y colores. Esperemos que a partir de ahora, nuestra agenda tenga más páginas