El 2 de marzo de 2024 se cumple el 50 aniversario de la ejecución con garrote vil de Salvador Puig Antich, un joven anarquista y antifranquista catalán que fue ejecutado por el régimen franquista, siendo el último por garrote vil. Puig Antich fue condenado a muerte por un tribunal militar por su participación en el asesinato de un policía, durante el robo a una joyería. El policía tenia 5 impactos, pero de la pistola de Antich solo salieron 3 balas, lo que ha alimentado en este tiempo la teoría de una manipulación de las pruebas.
Su ejecución provocó una ola de protestas en España y en todo el mundo, y se convirtió en un símbolo de la lucha contra la dictadura franquista.
Puig Antich nació en Barcelona en 1948. Se unió al Movimiento Ibérico de Liberación (MIL), un grupo anarquista que luchaba contra el régimen franquista. En 1973, Puig Antich y otros dos miembros del MIL fueron condenados por el asesinato de un policía. A pesar de las súplicas internacionales de clemencia, Puig Antich fue ejecutado por garrote vil el 2 de marzo de 1974.
La ejecución de Puig Antich fue un acontecimiento histórico que marcó un punto de inflexión en la lucha contra la dictadura franquista. Su muerte provocó una ola de protestas en España y en todo el mundo, y se convirtió en un símbolo de la lucha por la libertad y la democracia.
En los años posteriores a su muerte, Puig Antich se ha convertido en una figura legendaria en España. Se han escrito libros y películas sobre su vida, y se han erigido monumentos en su memoria. Cada año, el 2 de marzo, se celebran actos en toda España para conmemorar su aniversario.
El 50 aniversario de la ejecución de Puig Antich es una oportunidad para reflexionar sobre su vida y su legado. Su muerte fue una tragedia, pero su sacrificio ayudó a inspirar el movimiento por la democracia en España. Su historia es un recordatorio del precio que se paga por la libertad y la importancia de defender los derechos humanos.
Más allá del símbolo: Es importante recordar que Puig Antich era una persona con una vida y una historia propia. Más allá de su papel como símbolo, era un joven con sueños, ideas y anhelos. Su legado no se limita a la lucha antifranquista, sino que también invita a reflexionar sobre la importancia de la libertad individual, la justicia social y la defensa de los derechos humanos.