“Identifica el ámbito geográfico del carlismo y explica su ideario y apoyos sociales”
Para alcanzar la máxima calificación será necesario hablar de:
• Bases legales de la sucesión al final del reinado de Fernando VII: Ley Sálica promulgada por Felipe V. Pragmática Sanción elaborada durante el reinado de Carlos IV: vuelta al Código de la VII Partidas que permite reinar a las mujeres.
• Resultado: oposición carlista a la monarquía isabelina
• Guerra Civil: conflicto dinástico y confrontación entre dos grupos antagónicos: Carlistas, partidarios de Carlos María Isidro como rey de España cuyo programa ideológico se basaba en: inmovilismo (oposición radical a las reformas liberales); defensa del Antiguo Régimen: monarquía absoluta; tradicionalismo católico; defensa del foralismo vasco-navarro. Liberales: apoyaban a la regente María Cristina y a la futura reina Isabel II. Defienden los principios liberales: Constitución, igualdad ante la ley, prácticas capitalistas…
• Apoyos sociales y geografía del carlismo: parte del clero rural, de la pequeña nobleza agraria, del pequeño campesinado y también sectores del ejército y del artesanado, que veían amenazada su situación económica y sus tradiciones. Zonas rurales del País Vasco, Navarra y parte de Cataluña, Aragón y Valencia.
• Desencadenó tres guerras a lo largo del siglo XIX: 1833-1840, 1846-1849 y 1873-1876.
Durante los últimos años de vida de Fernando VII se planteó el problema de sucesión al trono. Según las normas vigentes contenidos en la Ley Sálica aprobada por Felipe V en 1713 la corona sólo podía transmitirse entre varones, por lo que el heredero al trono sería el infante Carlos María Isidro (hermano del rey) . Sin embargo, en 1830 y ante la falta de herederos varones Fernando VII deroga esta ley y pone en vigor la Pragmática Sanción (que volvía a la sucesión de las Partidas) aprobada, aunque no puesta en vigor, por las Cortes españolas de 1789 presididas por Carlos IV y por la cual la legítima heredera era su hija Isabel.
Inmediatamente comienzan las protestas del infante don Carlos apoyado por grupos ultrarrealistas y antiliberales. Ante estas protestas Fernando VII obliga a su hermano a marchar a Portugal, destituye del ejército a los fieles a Carlos y concede una amnistía para todos los liberales moderados, buscando así apoyos políticos para su hija.
El problema estalla en una situación muy concreta, las revoluciones liberales europeas de 1830 que aíslan al gobierno de Fernando, los problemas económicos acrecentados con la perdida de América y el enfrentamiento con un sector de los realistas, defraudados por la actitud del rey en estos años, no acorde a lo solicitado en el manifiesto de los Persas, que le había llevado al trono.
Son precisamente estos últimos los que constituyen un movimiento de apoyo a don Carlos conocido como carlismo (cuyo lema será “Dios, Patria, Fueros y Rey”) con una ideología y programa político que se irá concretando en oposición a la ideología liberal y cuyas características básicas serán:
-Defensa de la monarquía absoluta de origen divino y de los
privilegios sociales estamentales.
-Defensa de todos los intereses de la Iglesia (oposición de la libertad
religiosa liberal y de las desamortizaciones)
-Defensa de los fueros vascos y navarros amenazados por la uniformización y el
centralismo liberal.
-Oposición a cualquier reforma.
-Fidelidad a la “patria” entendida como un conjunto de tradiciones, normas,
costumbres y creencias recibidas de los antepasados.
A la muerte de Fernando VII en 1833, don Carlos reclamó el trono frente a su sobrina Isabel (Manifiesto de Abrantes), dando comienzo una guerra civil que no solo fue un conflicto sucesorio, sino un enfrentamiento ideológico. El bando isabelino recibió el apoyo de los liberales, las clases altas y medias urbanas, los altos mandos del ejército, la jerarquía eclesiástica y la alta nobleza. El infante don Carlos fue apoyado por la baja nobleza rural parte del bajo clero, los oficiales más reaccionarios del ejército y pequeños propietarios.
Entre 1833 y 1839 se
desarrolla la primera guerra entre carlistas e isabelinos, fieles a la regencia
de Mª Cristina, madre de Isabel II. Si bien en la zona norte rural (País
Vasco y Navarra) las tropas vascas lograron controlar parte del territorio, la
falta de apoyos en otras zonas del país y en las ciudades inclinaron la balanza
del lado isabelino. Mediante el Abrazo de Vergara (1839) y la huida de don
Carlos a Francia se confirmó el definitivo triunfo del liberalismo frente al
Antiguo Régimen.
Los conflictos carlistas se sucederán a lo largo del siglo XIX, así entre 1849
y 1860 se producen diversas acciones guerrilleras en zonas rurales de Cataluña,
Aragón, Navarra y Guipúzcoa. La segunda guerra carlista se desencadenó en 1872
(tras la revolución de 1868 y el exilio de Isabel II) y afectó a buena parte
del país. La guerra termina en 1876 con la abolición de los fueros.